Hace una semana el Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos invitó a Grupo Bimbo a responder la demanda que le hemos hecho desde Greenpeace, junto con más de 56 mil de sus consumidores, a transitar hacia la agricultura ecológica.

Le pedimos esto debido a que el modelo de agricultura industrial del que la panificadora obtiene insumos para sus productos, está vulnerando el acceso a derechos humanos como la salud, el medio ambiente sano, la alimentación adecuada, a un trabajo digno y el acceso a la información.

Quizá te preguntes cómo es que una empresa que ha recibido premios y laureles por su responsabilidad social y ambiental, puede estar afectando los derechos de las personas, sobre todo si afirma tener prácticas sustentables en sus instalaciones y transporte. Esto sería suficiente, si su principal actividad se basara en sus instalaciones, sin embargo, estas prácticas no se acercan ni un poco a reducir el impacto de la producción de alimentos que requiere la panificadora más importante en el mundo para ser consumida en el 99% de los hogares mexicanos.

A pesar de que Bimbo presume sumarse al Pacto Mundial de las Naciones Unidas para el respeto de los derechos humanos (que incluye temas de salud, medio ambiente, laborales y transparencia), no ha garantizado la eliminación los 30 plaguicidas prohibidos en otros países por su toxicidad y que se siguen utilizando en México, ni la reducción paulatina del uso de agrotóxicos a lo largo de su cadena de valor, prácticas que vulneran el derecho humano a un medio ambiente sano, a un trabajo conforme a la dignidad humana y a la salud de quienes aplican estas sustancias que se relacionan a la aparición de cáncer, malformaciones, alteraciones a los sistemas nervioso y endócrino, además de los graves daños a la biodiversidad y contaminación de recursos naturales como agua y suelo.

La realidad es que, concediendo el beneficio de la duda, quizá ni la panificadora más importante en el mundo se haya detenido a reflexionar sobre el impacto que tiene su producción, pero esto no es excusa para seguir cerrando los ojos ante las graves consecuencias que tiene para la gente y el planeta, ya que su indiferencia no puede pasar por encima de los derechos humanos.

Es urgente que Bimbo deje de lado los discursos vacíos. La solución es clara: impulsar una agricultura ecológica, sin uso de transgénicos y agrotóxicos, que promueva un medio de vida digno y alimentos sanos para la gente. Que promueva el acceso a la información y a la justicia para quienes producen sus insumos y sobre todo, que como principal panificadora en el mundo, marque la diferencia en este sistema alimentario roto para garantizar alimentos de calidad y un planeta sano.

Por eso, debemos seguir alzando la voz, hasta que nos escuche. Súmate a este llamado y exijamos comida sana.