Estoy en el puente de mando del Artic Sunrise, desde donde se monitorea y vigila el curso de la nave.  Son las 8 de la noche y aún no oscurece. Planeo quedarme acá mientras llega ese momento…

Es imposible estar tan lejos e irme sin observar cómo se esconde el sol en el Ártico. Estoy con Ignacio María Soaje, él es el tercer oficial y se encuentra a cargo de la seguridad, incendio y salvamento en el barco. Viene de Argentina y desde que llegué se ha encargado de enseñarme cosas y rutinas del barco. También me cuenta que trabajó en buques petroleros y en la marina muchos años y cómo su vida cambió desde que pertenece a Greenpeace.

“Ahora, es diferente, muy diferente, como nadie”, dice Ignacio.

Él me cuenta que hasta hace no mucho tiempo, la ruta por la que estamos viajando ahora – a casi 84 grados de latitud norte (a unos 750 km del Polo Norte)- no era navegable en este periodo del año. Pero ahora, debido al retroceso de los hielos, es posible atravesar esta región a pesar de que está por terminar el verano.

Hoy navegamos hacia el norte de Svalbard y llegamos a Blomstrand, un lugar que se ha convertido en una isla con el paso de los años, producto del deshielo de los glaciares. Hicimos una caminata sobre nieve con el objetivo de tener mayor claridad del retroceso de los glaciares en este lugar.

Como parte de la tripulación del Arctic Sunrise también se encuentra conmigo otro mexicano, él se llama Daniel Bravo y desde hace varios años ha sido chef en algunos barcos de Greenpeace.

Él ha participado ya en muchas expediciones de Greenpeace, el año pasado también estuvo aquí en el Ártico. Él conoce bien a la gente y la tripulación lo respeta. La comida que prepara simplemente es deliciosa, sobre todo con este frío.

Hoy, también visitamos Ny Alesund, un lugar situado en la isla Oscar II, donde se encuentra el centro de investigación del Ártico, uno de los lugares más alejados del planeta. En estas islas están concentrados científicos de más de 12 países a 1270 km del Polo Norte.

Llevo poco más de 4 años trabajando en la campaña de energía y cambio climático en México y ahora puedo decir que he sido testigo de lo que sucede en el Ártico. El planeta siempre ha sufrido cambios climáticos, es una constante, de manera que es normal que exista un determinado nivel de deshielo en los polos del planeta. Sin embargo estos deshielos nunca fueron tan acelerados como ahora, nunca en tan poco tiempo se ha acelerado tanto el descenso en la capa de hielo en esta parte del mundo. Ejemplo de ello es el glaciar Blomstrand que va reduciéndose gradualmente y que hoy tuve oportunidad de conocer.

Cada año, el área del océano Ártico que está cubierta de hielo, cambia sustancialmente, registrando su máxima extensión en marzo y la mínima en septiembre. El Ártico es un órgano vital que mantiene fría a nuestra atmósfera reflejando los rayos del sol hacia el espacio, regulando nuestro sistema climático. Es vital para el planeta.

Ya oscureció pero no hay estrellas, me quedo en silencio acompañando a Ignacio María. Es la primera vez que conozco la nieve y hoy no quiero hablar más, prefiero reservarme mis pensamientos mientras afuera sólo hay hielo y mar.