Luchar, informar, reír, compartir, vivir… Eso y más es ser voluntario de Greenpeace.

Hace un año entré a esta organización, la misma que me ha dado tantos momentos felices y me ha llenado de gratas experiencias. Conocer las problemáticas ambientales al inicio era difícil y tenía ganas de salir gritando, me frustraba y dolía lo que pasaba con nuestro planeta, el daño que le estamos haciendo, parecía irreversible.

En Greenpeace supe que había solución con base a propuestas y con la lucha por querer mejorar las cosas. Hemos logrado grandes triunfos y, estos han sido el motor para seguir en cada una de las campañas.

He vivido tantas cosas en la organización y sobre todo, he conocido personas que ahora son más que voluntarios del grupo local del D.F, son mi familia.

El encuentramento realizado el pasado fin de semana, fue la oportunidad para saber que mi familia era más grande; encontrarse con voluntarios de Guadalajara, Jalapa, Monterrey, Puebla, etc. Me llenó de sabiduría al compartir las experiencias de cada uno y, saber que no estás solo en esto. Fue maravilloso.

En medio de la lluvia, el olor a tierra húmeda, entre tantos árboles, caballos, vacas, perros.

Comida deliciosa y natural, el paisaje de todas las mañanas, las actividades, la hospitalidad de “los amigos”, el viaje nocturno en lancha, las estrellas, y hasta los percances: falta de electricidad, señal, y mosquitos. Todo eso formó parte de una gran aventura que jamás olvidaré. 

Haber vivido durante tres día en un lugar hermoso como Veracruz y con los más de 50 voluntarios, es la principal inspiración para seguir aprendiendo, para seguir siendo una Guerrera del arcoíris.

Y ustedes ¿cuándo subirán a bordo de este barco en la búsqueda de un mundo mejor? Únete

Mónica Gabriela López Paredes, voluntaria del grupo local Ciudad de México.