Así es, un día cualquiera a bordo del Rainbow Warrior, jamás puede definirse como un día común. Ser parte de este impresionante barco, me permitió conocer cómo se trabaja desde otros puntos. Cada una de las personas que integra la tripulación está muy bien preparada y es interesante saber que están conscientes de lo que significa su labor.

Al platicar con uno de ellos, pregunté si no le atemorizaba vivir una situación similar a la que vivieron los 30 del Ártico. Su respuesta me sorprendió, me dijo que estar preso sin razón alguna desde luego no es algo deseable, pero que no le atemoriza. Si a algo podría temerle, sería ponerse en medio de un arponero y una ballena. Porque los arponeros no se tientan el corazón para disparar y podría resultar lesionado. Pero aun así, lo hace, sabe los riesgos que corre, pero también sabe lo que debe hacer para defender el planeta, está comprometido y es la forma de vida que elige.

El trabajo dentro del Rainbow Warrior es constante y requiere total disciplina. La hora de levantarse es a las 7:30 todos los días, excepto el domingo. Quien quiere toma algún desayuno ligero. Entre todos se limpia el barco: baños, comedor, área común de descanso, pisos, cuartos de herramientas, cuarto mojado (es el punto de entrada al barco, ahí se deja la ropa y zapatos mojados, cascos, chalecos, etcétera).

Siempre hay cosas que mejorar, reparar, acondicionar en el Guerrero del Arcoíris. Por ejemplo, yo ayudé a dar mantenimiento a los trajes de salvamento, que son usados en caso de necesidad de abandono del barco. Además, cambié el suministro de agua dulce para esta misma situación. No los han necesitado, pero siempre deben estar listos para cualquier emergencia.

Lavamos la cubierta con cepillos, agua y jabón biodegradable; es una jornada muy cansada, pero muy agradable, porque la gente trabaja siempre con alegría y gusto, incluso de pronto sale una que otra broma que nos hace reír de buena gana. Desde luego, no todas las actividades se hacen diario, pero siempre hay algo: limpiar aquí, desengrasar allá, recubrir cuerdas para protegerlas, etcétera.

La cocina sí es un trabajo de todos los días. El chef busca que la comida sea balanceada, nutritiva y sabrosa, además prepara platillos vegetarianos y no vegetarianos. ¡Consigue todo eso en cada comida! Un cuerpo bien alimentado da buenos resultados, así que su labor es muy importante y se cumple a la perfección.

Al final del día, todo mundo quiere una ducha. Ésta solo está permitida una vez al día y la caída de agua de la regadera no debe exceder los 3 minutos. Es increíble saber que el agua siempre está caliente, porque el calor que se produce para generar la energía eléctrica usada en el barco, se aprovecha para este propósito.

Una labor impresionante dentro del Rainbow Warrior es la de navegación, misma que les toca al capitán y a los oficiales. Ellos están en el puente de mando, leyendo los aparatos electrónicos con los que está equipado el barco: radares, cartas de navegación electrónicas, monitores de viento, etcétera.

Si alguno de estos instrumentos falla, el capitán y los oficiales tienen toda la capacidad para navegar a la vieja usanza, o sea, ayudándose con cartas de navegación en papel, compás y lectura celeste, ¡sí, miran las estrellas para saber por dónde ir!

En fin, no sé si podría dejar de contar lo increíble del Rainbow Warrior, pero te invito a que lo sigamos muy de cerca visitando www.subetealbarco.org.