Mientras realizamos cada día nuestras actividades cotidianas, resolvemos nuestras vidas, nos preocupamos porque ya se nos hizo tarde para llevar los niños a la escuela y llegar a nuestro trabajo... mientras disfrutamos de relajarnos con amigos un viernes por la noche o un domingo con la familia… hay una amenaza invisible a nuestro alrededor que deteriora nuestra salud lentamente y reduce nuestra expectativa de vida.

En algunos países se conmemora el Día Internacional del Aire Puro el tercer jueves de noviembre, celebración que se considera instaurada por la OMS desde 1977, aunque no está verificada (1). Sin embargo, independientemente del origen de su creación, es una buena fecha para hablar de este importante tema en esta época en que, con el frío, en algunas ciudades de nuestro país se registran niveles altos de contaminación asociados a fenómenos de inversión térmica.

Actualmente, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es la amenaza ambiental más grande que enfrenta la humanidad actualmente. ¿Cómo es esto posible? En primer lugar porque en nuestros días, más de la población vive en ciudades, en México esta cifra es aún mayor y alcanza casi el 80 por ciento (78%); en segundo lugar, porque la forma en que estamos creciendo, moviéndonos y generando energía en estas ciudades es altamente contaminante.

La OMS (2) estima que 6.5 millones de muertes ocurridas en 2012 estuvieron relacionadas con la mala calidad del aire, eso equivale a casi 12% (11.6%) de las muertes ocurridas durante ese año en todo el mundo. Según esta misma institución, la contaminación del aire es la causa de más un tercio (36%) de las muertes por cáncer de pulmón, más de un tercio (34%) de las muertes por infarto cerebral, y poco menos de un tercio (26%) de las muertes por padecimientos cardiacos. Y eso afecta aún más a la salud de nuestros niños y niñas.

Las niñas y niños son más afectados por la mala calidad del aire debido a que sus órganos están en desarrollo y sus pulmones son más pequeños, pero respiran más rápido que las personas adultas y por tanto quedan expuestos a mayores concentraciones de contaminantes atmosféricos. El impacto de la contaminación atmosférica inicia en el vientre materno: la exposición materna a la contaminación atmosférica está asociada con incrementos en parto prematuro, bajo peso en el recién nacido, incremento en el uso de los servicios de salud en hospitales posterior al nacimiento, e incremento en el riesgo de mortalidad infantil (3).

Conforme los niños crecen, la exposición a la contaminación del aire puede obstaculizar su desarrollo cognitivo, reducir su capacidad pulmonar, provocarles asma y establecer las condiciones necesarias para que tengan problemas de salud a lo largo de su vida, lo que les puede llevar a tener enfermedades cardiovasculares, infarto cerebral, enfermedades respiratorias crónicas y cáncer a mediano y largo plazos.

En México, las normas que establecen los límites máximos de contaminantes en el aire son mucho menos estrictos que los valores propuestos por la OMS, de manera que se nos informa que la calidad del aire es buena o regular cuando en realidad está poniendo en riesgo la salud de niñas, niños, y de todos nosotros.

Es por ello que Bicitekas y Greenpeace, estamos apoyando la iniciativa de un grupo de niños y niñas de 3 a 12 años que, con el apoyo de sus mamás y papás, están exigiendo a las autoridades que se modifiquen las normas mexicanas en que se establecen los límites máximos permisibles de contaminantes en el aire, para que de esa manera se les garantice el acceso a aire limpio, y así se respeten y garanticen sus derechos a la vida, a la salud y a un desarrollo pleno en las mejores condiciones.

La petición de las niñas y niños nos beneficia a todos porque la mala calidad del aire nos afecta a todos. Apoya su petición haciéndole saber a las autoridades que también te importa, firmando aquí https://goo.gl/3SqJPU.

Referencias:

  1. https://www.gob.mx/semarnat/articulos/efemerides-y-decretos-anp-de-noviembre?idiom=es

  2. http://www.who.int/airpollution/en/

  3. Inheriting a sustainable world: Atlas on children’s health and the environment