Reactores nucleares, una bomba de tiempo haciendo tic-tac

Chernobyl ha sido el peor accidente nuclear civil que ha ocurrido hasta el momento, pero de ninguna manera el único. La historia de la energía nuclear es una historia de accidentes y desastres: desde crisis parciales hasta filtraciones radiactivas y fallas en los sistemas internos. Los archivos demuestran que estos accidentes no están confinados a un tiempo, país o tipo de reactor en particular. Esto enfatiza lo que Greenpeace ha venido advirtiendo desde hace décadas — la energía nuclear es inherentemente peligrosa.

Han ocurrido accidentes serios desde Chernobyl, también en reactores ‘de tipo occidental’

Desde Chernobyl, cerca de 800 accidentes significativos por filtraciones han  sido reportados a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA). La agencia desarrolló un mecanismo, el sistema INES, para clasificar dichos problemas. Los problemas se clasifican y distinguen en una escala de 0 a 7, según el nivel de impacto que tengan en la gente y el medio ambiente, así como los sistemas de seguridad que fueron violados.

Mientras la catástrofe de Chernobyl fue el único accidente de nivel 7 hasta lo que hoy se está padeciendo en Fukushima, Japón, desde entonces se han reportado oficialmente varios accidentes e incidentes de diverso nivel de gravedad:

  • 4 de nivel 4 ocurrieron en Japón, India, Bélgica y Egipto;
  • 31 de nivel 3 (de los cuales 12 ocurrieron en reactores nucleares) en 19 países, entre ellos Suecia, Estados Unidos, Rusia, China, España, Francia y el Reino Unido;
  • 254 de nivel 2 (de los cuales 132 ocurrieron en reactores nucleares) en 34 países.  

Chernobyl fue una combinación de errores humanos y fallas tecnológicas, y el desastre alcanzó la clasificación más alta debido a una secuencia de errores más pequeños. Patrones similares se pueden observar en otros accidentes históricos. Siempre ha habido una mezcla de numerosos factores: una causa frecuente es la presión política o económica en el operador. Por tanto, es sólo una cuestión de suerte que la combinación de errores humanos y fallas menores conduzcan a un desastre mayor o a un accidente limitado. A continuación enumeramos varios ejemplos de accidentes nucleares recientes que sucedieron mucho tiempo después de Chernobyl y mucho después de que las lecciones de dicho desastre hubieran sido aprendidas por la industria.

Accidentes nucleares recientes, la industria no ha aprendido de Chernobyl

Shika (Japón), 1999.– Durante la realización de pruebas de rutina de los sistemas de seguridad, tres barras de control se cayeron afuera del núcleo del reactor y desencadenaron reacciones nucleares descontroladas. Subsecuentemente el sistema de emergencia falló y los operadores tuvieron que enfrentar manualmente el problema, lo cual les tomó 15 minutos. Esto ocurrió durante la recarga y con la piscina del reactor abierta, dejando abierta la posibilidad para la fuga de radiación. La información sobre el accidente se escondió debajo del tapete y sólo se reportó 8 años después al regulador nuclear nacional.

Tokai Mura (Japón), septiembre de 1999.– Hubo un serio accidente en instalaciones para la producción de combustible nuclear. Tres trabajadores abiertamente violaron los procedimientos de seguridad: usaron uranio enriquecido al 19% en lugar del requerido de entre 3% y 5%, además de que pusieron toda una carga de 16 kilogramos –en lugar de los 2.4 kilogramos recomendados– de esta solución en el contenedor.   Como resultado, llegó al nivel crítico y se detonó una reacción nuclear descontrolada. Se emitió intensa radiación, llegando no solo a los trabajadores, sino al área local, donde vivían miles de ciudadanos que no tenían idea de lo que ocurría. Le tomó a la compañía cerca de una hora darse cuenta de –y admitir– lo que había ocurrido y darle parte a las autoridades. Pasaron varias horas antes de que las viviendas fueran evacuadas. La radiación que había en el área de la barda que rodeaba a la instalación sobrepasaba los niveles normales más de 15,000 veces. Las características del accidente fueron similares a las de Chernobyl: violaciones flagrantes de protocolos de seguridad, una cadena de errores humanos y la falta de aviso oportuno sobre el riesgo a las autoridades y a la población. Las investigaciones también mostraron que la compañía estaba obviando procedimientos tecnológicos a fin de acelerar la producción, y que no había protocolo de emergencia para ese tipo de accidentes, ya que nadie había pensado que era posible que se dieran.

David-Besse (EU), marzo de 2002.– Estados Unidos, país con el mayor número de plantas nucleares, evitó por poco un accidente catastrófico en el reactor David-Besse en 2002, cuando se descubrió que la corrosión había estado muy cerca de penetrar la vital piscina de presión. Esto fue un escenario de accidente que eventualmente podía haber llevado a que el reactor hiciera crisis. La piscina debía ser inspeccionada regularmente, pero la corrosión progresó durante una década sin ser detectada, lo que llevó a que los trabajadores responsables fueran condenados por falsificar los protocolos de inspección y los respectivos reportes.

Kozlody (Bulgaria), marzo de 2006.– En un moderno reactor de agua presurizada, más de un tercio de las barras de control del reactor se atoraron y no cayeron, lo que significa que si hubiera habido una emergencia, no habrían podido detener el reactor. Tomó varios meses para que las autoridades reportaran el accidente, ya que trataban de minimizar su gravedad. El ex jefe de la autoridad de seguridad nuclear búlgara, Georgi Kaschtschiev, dijo que la gravedad del accidente era comparable a “manejar a toda velocidad un tren con los frenos descompuestos”.

Forsmark (Suecia), julio de 2006.– Después de múltiples fallas, una planta nuclear estuvo cerca de hacer crisis. Luego de un corto circuito afuera de la planta, el suministro de electricidad necesario para la operación del reactor (de los sistemas de seguridad y las bombas enfriadoras) falló en el reactor de la unidad 1 y éste fue apagado.  Pero un gran reactor nuclear, aunque esté apagado, requiere todavía grandes cantidades de energía para enfriar el combustible nuclear caliente y mantener funcionando los sistemas de control. En este caso, fallaron dos de los generadores de repuesto a diesel. Esto provocó un apagón parcial en el interior de la planta, durante el cual los operadores lucharon por mantener el reactor bajo control, ya que muchos de los instrumentos de medición no funcionaban y las pantallas de control estaban en blanco.  Pasaron 22 minutos antes de que lograran retomar el control de la situación. Si hubiera pasado más tiempo, habría ocurrido una crisis. Lars-Olov Höglund, ex empleado de Forsmark , dijo que sin energía la temperatura habría sido demasiado alta después de 30 minutos y el reactor habría resultado dañado. En 2 horas habría habido una crisis. La Inspección Sueca de Energía Nuclear establece que el límite son 8 horas,  en lugar de 2.  Revisiones subsecuentes arrojaron que otros reactores suecos padecían el mismo problema que había pasado desapercibido.

Kashiwazaki-Kariwa (Japón), julio de 2007. – Un terremoto de 6.7 grados Richter sacudió la planta nuclear más grande del mundo, la cual consta de 7 reactores localizados en la costa occidental de Japón. Ninguno de los reactores estaba diseñado para soportar un terremoto tan fuerte, ya que la región estaba considerada como libre de fallas tectónicas mayores y un movimiento de tal escala se creía imposible. Las barras dañadas y la infraestructura ocasionaron que a los bomberos les tomara varias horas controlar la situación. Una evacuación de emergencia a gran escala habría sido imposible. El daño a la planta nuclear provocó su cierre de largo plazo. Varios  de sus reactores siguen hasta ahora fuera de servicio.

La nueva generación de reactores no es todavía segura

Los reactores nucleares han sido modernizados desde el accidente de Chernobyl, pero las causas de fondo de la vulnerabilidad de la tecnología ante los accidentes siguen siendo las mismas: fallas tecnológicas inesperadas, errores del operador, falta de transparencia de la industria en su conjunto, presiones políticas o económicas y potenciales ataques terroristas.

La nueva  “tercera generación” de reactores nucleares está pensada para ser pasivamente segura, pero su desarrollo ya muestra señales de estarse convirtiendo en un fiasco. Los reactores franceses EPR que se construyen en Flamaville 3 (Francia) y Olkiuloto 3 (Finlandia) fueron promovidos como modelo del nuevo boom nuclear. Sin embargo, después de 4 años de construcción del Olkiuloto 3, la autoridad finlandesa de seguridad nuclear ya identificó más de 3,000 defectos de calidad y seguridad. Además de los defectos de construcción, las autoridades reguladoras nucleares de varios países están expresando preocupación incluso por el diseño base del reactor. Algunos de estos podrían incrementar el riesgo de un accidente severo. De manera similar, se han expresado muchas dudas  sobre el diseño del más nuevo reactor de Estados Unidos, el AP1000 –aunque no hay ninguna experiencia confiable sobre su construcción.

Además de los problemas de diseño y construcción, esta nueva generación de reactores presenta riesgos de seguridad; altos niveles de radiactividad que pueden liberarse en caso de un accidente mayor debido al tamaño sin precedente del reactor y el uso que hace de combustible nuclear altamente quemado, ambos resultado del deseo de mejorar su economía.

 

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