Tiburones en peligro

¿Quién no teme a los tiburones? Casi todo el mundo se atemoriza al ver una aleta sobresaliendo del agua, gracias a la versión cinematográfica de "Tiburón", en la que se nos presenta a una fiera de grandiosas dimensiones, cuyo único fin es devorar humanos. Si dejamos estas fantasías a un lado, nos encontramos con una realidad muy diferente. Más de 300 especies de tiburón no representan ningún peligro para el hombre. La mayoría de ellos no llegan a los 2 metros. Incluso las especies peligrosas lo son menos de lo que se dice. Es más fácil morir por la picadura de un insecto o por la caída de un rayo, que por el ataque de un tiburón. 

La superioridad de los tiburones y las mantarrayas (elasmobranquios) en los océanos se confirma con su éxito de supervivencia. Son considerados "fósiles vivientes", ya que surgieron hace 400 millones de años y han evolucionado muy poco debido al gran éxito que tienen en el ambiente marino.

Los tiburones desempeñan un papel ecológico muy importante, similar al de los grandes depredadores en tierra, ya que cazan a los miembros más débiles o heridos de las poblaciones de peces, con lo cual mantienen su fuerza genética. Al ser los principales depredadores mantienen en equilibrio las poblaciones que se encuentran debajo en la cadena alimenticia. Si los tiburones desaparecen, otras especies se propagan sin control depredando a las que están debajo en la cadena. Este efecto se repite hasta impactar a las poblaciones base, las plantas.

Debido a su lenta recuperación, los tiburones son altamente vulnerables . Al estar en la cima de la cadena alimenticia sus poblaciones son poco numerosas, tienen una baja fecundidad, largo periodo de gestación, baja tasa de crecimiento y gran longevidad. Por ejemplo, el tiburón aleta de cartón (Carcharhinus plumbeus), que habita en el Golfo de México, llega a la madurez hasta los 16 años.

Un recurso pesquero mal administrado

Los tiburones y mantarrayas son una fuente de alimento y empleo para muchas comunidades. Su pesca es importante desde el punto de vista económico, alimentario y social. Genera empleos en su fase de captura, manejo, proceso primario de la producción, distribución y comercialización de productos y subproductos pesqueros.

Sin embargo, los tiburones están viviendo la peor depredación de su historia. A escala mundial, cada año son capturados 100 millones de tiburones; casi la mitad son descartados como desperdicio de otras pesquerías y en muchos casos únicamente les cortan las aletas y los regresan al mar para dejarlos morir desangrados.

En México, el Océano Pacífico es el litoral más importante en la captura de tiburones y matarrayas, ya que ahí se pesca cerca de 62 por ciento; el resto corresponde al Golfo de México y al Caribe. A pesar de la relativa estabilidad de la producción nacional de tiburón y cazón (tiburones pequeños), entre los años 1980 y 2000 ha caído la captura en muchas zonas.

De las aproximadamente 104 especies que viven en aguas mexicanas, 39 son las que con mayor frecuencia son capturadas y de ellas destacan 12: el tiburón azul, cartón, zorro, ángel, mamón, broche, gata, mako, martillo, puntas negras, limón y tintorera. Las estadísticas revelan una significativa caída de esta pesquería. En conjunto, en 1990 se pescaban 34 mil toneladas, pero en el 2003 la cifra había bajado a 26,500 toneladas, una caída del 22 por ciento. Algunas regiones han sido drásticamente afectadas: en Sonora la pesca se redujo en 68 por ciento, en Yucatán 73 por ciento, en Colima 59 por ciento y en Veracruz 57 por ciento. Esto sin tomar en cuenta que, del total de las capturas, el 40 por ciento, corresponde a especies pequeñas y juveniles (cazón), lo que impide que lleguen a reproducirse.

Una crisis inminente

La falta de reglamentación y la sobrepesca de tiburones y rayas ha llevado a establecer medidas que mitiguen las amenazas que enfrentan las poblaciones de tiburón y que afectarían también a otras especies que están sujetas a protección especial como las tortugas y los mamíferos marinos.

Gracias a la intervención y presión de Greenpeace y otras organizaciones, actualmente se encuentra en vigor la norma oficial mexicana PROY-NOM-PESC-029, que tiene la finalidad de establecer un aprovechamiento racional y sostenible de los tiburones y rayas, lo cual permitirá su conservación.

Con la entrada en vigor de esta norma oficial:

  • se prohibieron las redes de enmalle y palangres para la pesca de tiburón y rayas en las épocas y en las zonas frecuentadas por ballenas y sus crías;
  • no se autorizan más redes de enmalle a la deriva en embarcaciones de altura y media altura y éstas participan en el Sistema de Monitoreo y Localización Satelital;
  • se prohíbe que se aprovechen únicamente las aletas de cualquier especie de tiburón;
  • no se capturan ni retienen ejemplares de tiburón ballena (Rhincodon typus), tiburón peregrino (Cetorhinus maximus), tiburón blanco (Carcharodon carcharias), pez sierra (Pristis perotteti, P. pectinata y P. microdon) y mantarraya gigante (Manta birostris, Mobula japanica, M. thurstoni, M. munkiana, M. hypostomata y M. tarapacana);
  • la pesca de tiburones y rayas no se hace en una franja marina de cinco kilómetros de ancho alrededor de los arrecifes coralinos, las playas de anidación de tortuga marina (en las temporadas en que desovan) ni alrededor de las colonias de lobos marinos ubicadas en las Islas del Golfo de California y costa occidental de la península de Baja California;
  • se prohíbe el uso de carnada viva para la pesca de tiburones y rayas;
  • no se expiden nuevos permisos o concesiones de pesca comercial, ni se incrementa el número de embarcaciones autorizadas con anterioridad.


Los productores seguirán aprovechando este importante recurso, pero de forma sustentable, a fin de que las pesquerían de tiburón no se vuelvan insostenibles y lleguen al colapso.

Categorías