Activistas de Greenpeace, con los ojos vendados, comen arroz ante la Secretaría de Salud, en protesta porque esta dependencia no informa qué clase de arroz está entrando a México procedente de Estados Unidos, luego del escándalo de contaminación transgénica del cereal estadounidense.
Activistas de Greenpeace, con los ojos vendados, comen arroz ante la Secretaría de Salud, en protesta porque esta dependencia no informa qué clase de arroz está entrando a México procedente de Estados Unidos, luego del escándalo de contaminación transgénica del cereal estadounidense.
Activistas de Greenpeace, con los ojos vendados, comen arroz ante la Secretaría de Salud, en protesta porque esta dependencia no informa qué clase de arroz está entrando a México procedente de Estados Unidos, luego del escándalo de contaminación transgénica del cereal estadounidense.
Para evidenciar la situación que diariamente vive el consumidor mexicano, un grupo de
activistas de Greenpeace comieron arroz con los ojos vendados mientras otros integrantes de la organización desplegaban una manta con la
leyenda: “¿Qué arroz estamos comiendo?”, en la entrada de la Comisión de Prevención contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), dependencia de la Secretaría de Salud.
En
2006 se descubrió que el arroz transgénico experimental LL601 de Bayer
no aprobado para consumo humano estaba mezclado con variedades
comerciales en Estados Unidos. Y mientras Japón y la Unión Europea
cerraron sus mercados al arroz estadounidense, México, principal
importador de arroz de ese país, no tomó ninguna medida precautoria,
por lo que ese arroz ahora está en la mesa de los mexicanos.
A
pesar de las denuncias realizadas por Greenpeace en agosto pasado y del anuncio por parte de las autoridades sanitarias de que
analizarían la calidad del arroz importado, hoy se desconocen los
resultados de los muestreos.
A fines de enero, Greenpeace
solicitó a través del Instituto Federal de Acceso a la Información
Pública los resultados de las pruebas realizadas a los embarques
de arroz procedentes de Estados Unidos. El día del vencimiento del
plazo para responder, Cofepris respondió que debido a “cargas de
trabajo” no había buscado los documentos solicitados.
La
Cofepris es un órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud, cuya
misión es proteger a la población contra riesgos sanitarios debidos,
entre otras cosas, a la ingesta de alimentos de dudosa procedencia o
composición. Esta comisión debe autorizar o rechazar el consumo de los
transgénicos en México. Es decir, que ante la contaminación del suministro de
arroz de Estados Unidos por una variedad no aprobada para el consumo
humano, la Cofepris tiene la obligación de difundir esta información y
de evitar su consumo en México.
“Es inaceptable que a seis
meses de que el gobierno norteamericano admitió la contaminación del
arroz comercial de grano largo que exporta, y que representa 70 por
ciento del arroz que se consume en México, la Cofepris no nos informe
sobre si el arroz que estamos comiendo está contaminado o no. Exigimos medidas
precautorias inmediatas”, dijo Gustavo Ampugnani, coordinador de la
campaña de transgénicos de Greenpeace México.
Ante la falta de
acción de la Secretaría de Salud, Greenpeace tomó la
decisión de enviar a un laboratorio de ingeniería genética muestras de
arroz de marcas comerciales a fin de analizarlas y dar a conocer a la brevedad los resultados.
Cabe advertir que lo que está ocurriendo con el
arroz podría suceder con el maíz si la Secretaría de Agricultura
permite la siembra experimental de maíz transgénico en Tamaulipas,
Sinaloa y Sonora. El caso del arroz demuestra una vez más que los
transgénicos no se pueden controlar y que los campos experimentales no
son seguros.
La contaminación transgénica del arroz estadounidense- En
agosto del 2006 el gobierno norteamericano reconoció la contaminación
de su arroz comercial con el transgénico experimental LL601 de la
compañía Bayer, no aprobado para consumo humano.
- El anuncio
provocó la cancelación inmediata de las importaciones de ese grano a
Japón; la caída del precio; el rechazo de los 25 países de la Unión
Europea a este cereal, y pérdidas por más de 100 millones de dólares.
- Cientos
de productores de arroz han presentado 25 demandas por daños contra
Bayer, mientras la Federación de Productores de Arroz de Estados Unidos
adoptó un plan de emergencia para "limpiar" de transgénicos la cosecha
del año próximo.
- El arroz transgénico LL61 de Bayer nunca se
cultivó a escala comercial: sólo se permitió su siembra experimental
entre 1998 y 2001.
- Se ignora cómo este experimento se
"escapó" del control de sus investigadores y apareció cinco años
después en los contenedores de arroz para la venta al público, en el
estado de Arkansas, principal productor de arroz de Estados Unidos. La
contaminación del arroz con transgénicos ha sido calificada como la
peor crisis para los arroceros en Estados Unidos.
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