Greenpeace y las ballenas

Noticia - 16 marzo, 2007
Desde sus orígenes, la organización Greenpeace ha estado vinculada a la defensa de las ballenas. Por más de 30 años ha enfrentado a los barcos que realizan la brutal matanza de esta especie, ha realizado gestiones para conseguir acuerdos internacionales contra la cacería, ha impulsado la creación de santuarios balleneros en diferentes regiones del planeta (incluidos los mares de México) y ha exhibido a los mercados que buscan justificar la masacre de las ballenas. La defensa de esta magnífica especie está vinculada a la historia de Greenpeace.

Activistas a bordo de lanchas rápidas de Greepeace obstruyen a un ballenero japonés que pretende reanudar la matanza de ballenas dentro del Santuario Austral.

Al iniciar la década de 1970 la condición crítica en que se hallaba esta especie a causa de la implacable cacería comercial propició que la Conferencia de Naciones Unidas para el Medio Ambiente hiciera en 1972 un llamado para suspender por 10 años la matanza de ballenas. Aunque estos animales ya se encontraban en peligro de extinción, el llamado no fue atendido. Incluso la Comisión Ballenera Internacional, creada en 1946 para prevenir la sobreexplotación de esta especie, fungía como testigo mudo ante uno de los peores excesos de la humanidad.

Por ello Greenpeace comenzó a enfrentar directamente a los barcos balleneros. A bordo de lanchas rápidas, los activistas se colocaban en la línea de tiro de los arponeros y obstaculizaban las maniobras, siempre con acciones pacíficas pero con absoluta determinación.

A partir de 1975 iniciaron los enfrentamientos con la flota de la Unión Soviética y continuaron año tras año con los balleneros de Japón, Noruega, Islandia, España, Australia y Perú, lo mismo en el Mediterráneo que en el Pacífico Norte o en la Antártida.

A la par con estas actividades, Greenpeace trabajó en otros frentes hasta conseguir importantes logros:

- en 1982 la CBI aprobó una moratoria indefinida para la caza comercial de ballenas,
- en 1994, durante una reunión celebrada en México y tras una intensa campaña de recolección de firmas, la CBI declaró el Océano Antártico como santuario ballenero.

El santuario mexicano

Desde julio de 1999, Greenpeace México solicitó al gobierno mexicano la creación de un santuario ballenero en nuestros mares patrimoniales a fin de proteger a la ballena gris y las demás las especies que habitan en nuestras aguas. Esta petición fue acompañada por una intensa campaña que incluyó la recolección de 125 mil firmas de personas que apoyaban la conformación del santuario.

El 24 de mayo de 2002, el gobierno mexicano accedió y decretó la creación del santuario ballenero mexicano en todos los mares patrimoniales de México. El santuario abarca tres millones de kilómetros cuadrados en aguas de los océanos Pacífico y Atlántico y del Mar Caribe, y es el más extenso santuario nacional del mundo. En él, 21 especies de cetáceos encuentran protección. Fue un gran triunfo de todos los mexicanos.

Si bien en aguas mexicanas se suspendió la cacería de ballenas, prevaleció otra amenaza: el uso de inmensas redes de pesca. Por ello, Greenpeace México impulsó durante varios años la propuesta de crear una norma que regulara la pesquería de tiburón, en cuyas redes quedaban atrapadas y morían diversas especies marinas incluidas las ballenas; esta campaña concluyó exitosamente a fines de 2006 cuando se publicó dicha norma.

Una actividad que no cesa

Las ballenas son los más grandes animales que jamás hayan existido. Durante milenios han paseado majestuosas por los mares del mundo, pero este magnífico espectáculo estuvo a punto de desaparecer en el siglo XX, cuando el desarrollo de una voraz industria ballenera las hizo víctimas de una persecución implacable. A ello se sumaron los impactos ocasionados por la contaminación de los mares, la sobrexplotación pesquera y el tráfico ilegal, así como los efectos del adelgazamiento de la capa de ozono y el cambio climático. Dentro de este panorama adverso, la cacería comercial fue la que principalmente mermó las poblaciones de ballenas hasta colocarlas al borde de la extinción.

Por ello, Greenpeace ha promovido acciones que permitan garantizar la supervivencia de esta especie y el bienestar de su hábitat; asimismo, año tras año Greenpeace se desplaza al Santuario Ballenero Austral para enfrentar a los arponeros que invaden ese espacio para seguir realizando la matanza de ballenas.

La defensa de las ballenas ha sido una ardua y difícil labor. Se han obtenido logros importantes, pero aún falta mucho por hacer. En México y en el mundo, otras organizaciones buscan la protección de las ballenas bajo un punto de vista diferente al de Greenpeace. Cada organización tiene su propio enfoque y eso guía su trabajo. Greenpeace considera que en este y los demás temas ambientales es necesaria la participación de toda la sociedad, con un permanente ejercicio de información, toma de conciencia y tolerancia que permita crear mecanismos de interacción que regulen las prácticas colectivas y las ambiciones de unos cuantos. Bajo esa visión y con el apoyo de nuestros socios seguiremos en la defensa de las ballenas.

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