Pacta Calderón con promotores de transgénicos

Noticia - 31 julio, 2008
El Ejecutivo desestima las demandas campesinas y abona el camino a corporaciones para sembrar maíz transgénico en México; en varios países del mundo se ha demostrado que los cultivos transgénicos no aportan mayores ganancias ni incrementos en las cosechas para los campesinos

A cinco años de que se descubrió la contaminación transgénica del maíz, Greenpeace sembró una duda gigante, para exigir un monitoreo riguroso del alcance nacional de dicha contaminación.

Ignorando las demandas de organizaciones de productores y consumidores para proteger al maíz, nuestro principal alimento, así como la necesidad urgente de reactivar al campo mexicano, el presidente Felipe Calderón planteó una alianza “amplia e incluyente” con el Consejo Nacional Agropeacuario, del cual forman parte los más poderosos agroindustriales y las empresas Cargill, Minsa y Monsanto, que promueven el uso de transgénicos para la producción de maíz en México, denunció Greenpeace.

“Para abatir la crisis alimentaria, Felipe Calderón decide promover la implementación de cultivos transgénicos en nuestro país, a pesar de que esto se convierta en un monopolio, se promueva la especulación y la privatización del maíz, ya que Monstanto detenta 90 por ciento de las patentes del maíz transgénico en el mundo. Aún cuando se cuenta con estudios que demuestran que los transgénicos no incrementan los rendimientos de las cosechas, el gobierno federal, en mancuerna con las transnacionales, intenta darnos 'atole con el dedo' con la gran mentira de que los cultivos transgénicos incrementarán la producción de alimentos”, explicó Aleira Lara, coordinadora de la campaña de Agricultura Sustentable y Transgénicos de Greenpeace México.

En varios países del mundo se ha demostrado que los cultivos transgénicos no aportan mayores ganancias ni incrementos en las cosechas para los campesinos. Lo mismo ocurre con las pérdidas en los cultivos transgénicos desarrollados por instituciones gubernamentales de investigación y que son controlados por medio de patentes de unas pocas empresas multinacionales. Además, las cuotas por el uso de las patentes para este tipo de semillas han aumentado dramáticamente. Por ejemplo, en Estados Unidos, el precio de la semilla de algodón transgénico aumentó hasta cuatro veces en los últimos 10 años.

“Es realmente indignante que el presidente Calderón y el secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas, sigan dando golpes bajos a los productores del campo cuando las organizaciones campesinas han hecho demandas concretas para reactivar la producción nacional de maíz sin depender de los transgénicos. Sin embargo, Felipe Calderón y Alberto Cárdenas parecen escuchar únicamente a los grandes capitales, aún cuando están dispuestos a pasar por encima de nuestros recursos naturales y sin importar el daño social que provocarán a los mexicanos”, continuó Lara.

La caída en la producción interna de alimentos en México es resultado directo de políticas públicas del gobierno federal que han reducido progresivamente los precios garantizados, los subsidios y las tarifas sobre los productos agrícolas, incrementando la importación de alimentos baratos, de baja calidad y fuertemente subsidiados, y reconfigurado el modelo agrícola hacia cultivos de exportación generadores de divisas.

Como resultado, la agricultura está sujeta a leyes comerciales y especulación, guiando hacia un cambio fundamental en las prácticas agrícolas y la dieta de las personas: agricultura extensiva y uso de tecnologías riesgosas para el medio ambiente y para la salud de los consumidores.

“La verdadera solución a la crisis, no son los transgénicos. La solución está en la creación de políticas diseñadas con y para los pequeños productores, que representan cerca del 80 por ciento de los productores en México y quienes han demostrado tener la capacidad para el abastecimiento nacional con mejores prácticas agrícolas y con el uso de semillas de variedades nativas”, finalizó Lara.

Ejemplos del fracaso de los transgénicos
Un estudio de expertos de la Universidad de Iowa, Estados Unidos afirma: “El maíz Bt (el más común de los maíces transgénicos) produjo ganancias esencialmente iguales a las producidas por maíz no transgénico. Esto cuestiona una vez más el por qué los agricultores optarían por una tecnología que produce los mismos resultados, pero que tiene problemas de mercado asociados al maíz Bt, por los riesgos a la salud e impactos negativos al medio ambiente” (1).

El frijol de soya transgénica tolerante a herbicidas, actualmente en el mercado, ha reportado tener un rendimiento 10 por ciento más bajo que las variedades tradicionales (2).

Por otro lado, las fluctuaciones extremas de temperatura causaron pérdidas de cultivos de algodón transgénico en China. Los investigadores encontraron que los cambios extremos de temperatura causaron una pérdida de la función de los transgénicos, resultando en rendimientos más bajos que el algodón convencional (3).

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