Noticia - 2 marzo, 2013
Buenos Aires, 2 de marzo de 2013 - La organización ambientalista aseguró hoy que las autoridades a cargo del saneamiento deberían terminar con la contaminación en el Riachuelo en vez de acusar a Greenpeace de poner en riesgo fuentes laborales o cuestionar su independencia política y económica.
Esta semana Greenpeace presentó pruebas de que la curtiembre Antonio Espósito está desechando tóxicos ilegalmente en el Arroyo Sarandí.
Greenpeace está demandando que las empresas en la Cuenca Matanza-Riachuelo implementen planes de producción limpia que apunten al cese de vertidos de sustancias tóxicas y esto debe ser exigido por la autoridad a cargo del saneamiento, ACUMAR. “Es falso que Greenpeace demande que se clausuren, cierren o muden empresas a contaminar a otras zonas, ni que se afecte el personal ocupado. Pero sí demandamos que dejen de contaminar para poder alcanzar el objetivo de recomposición ambiental que exigió la Corte Suprema en el año 2008”, sostuvo Lorena Pujó, coordinadora de la campaña Riachuelo de Greenpeace, en respuesta a declaraciones periodísticas realizadas hoy por Juan José Mussi, Secretario de Medio Ambiente de la Nación y presidente de la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR).
“El presidente de ACUMAR reconoce la contaminación del Riachuelo, pero pone en duda sin fundamentos la independencia política y económica de Greenpeace, y elude así explicar cómo van a poner fin a los vertidos tóxicos de las empresas de la Cuenca”, dijo Pujó.
La ONG tiene 25 años en el país, y es financiada exclusivamente con el aporte de personas individuales, no acepta donaciones de partidos políticos, gobiernos ni empresas. En Argentina, cuenta con más de 85 mil donantes.
Greenpeace no desconoce que se han realizado algunas obras, entre otras, la remoción de autos y buques hundidos, y la liberación del camino costero. Sin embargo, estas acciones no han tenido impacto en cuanto a los niveles de contaminación en el Riachuelo. “Si a fines de 2014 todas las empresas estuviesen “reconvertidas” con los pobres y bajos estándares que se han establecido y cumplieran al pie de la letra las exigencias de ACUMAR, el Riachuelo aún seguiría contaminado” agregó Pujó.
Esta semana la organización presentó pruebas de que la curtiembre Antonio Espósito está desechando tóxicos ilegalmente en el Arroyo Sarandí por encima de los débiles estándares de ACUMAR y que la empresa Tratamiento de Efluentes Avellaneda S.A. (TEA) dispuso barros de cromo clandestinamente.
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