La indignación popular evitó que un barco cargado de carne de ballena llegue al puerto de Durban

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Noticia - 14 abril, 2014
Sudáfrica, 14 de abril de 2014 - Los tripulantes del buque de carga "Alma", que transporta 2 mil toneladas de carne de ballena proveniente de Islandia con destino a Japón, decidieron evitar el ingreso de la embarcación al puerto sudafricano de Durban para reaprovisionarse, luego de conocer la indignación pública que generó la posible llegada del buque. En tres días, más de 21 mil sudafricanos se unieron a la campaña de Greenpeace y exigieron a las autoridades portuarias que negaran la entrada del navío.

La República de Sudáfrica es miembro fundador de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas ( CITES).

 

Greenpeace exige además al gobierno de Sudáfrica que otros puertos también nieguen el ingreso del "Alma". Michael O'brien Onyeka, Director Ejecutivo de Greenpeace África dijo: "Cada país y empresa involucrada en esta clase de envíos deben ser conscientes de que encontrarán una reprobación internacional si buscan ganar dinero con el comercio de especies en peligro de extinción".

El comercio de carne de ballena - al igual que el de cuerno de rinoceronte - es una actividad ilegal en Sudáfrica. Agrega Onyeka "nuestro país hizo grandes avances en la prohibición del comercio de especies ilegales dentro y fuera de nuestro territorio, pero se puede hacer aún más para negar definitivamente que barcos como el Alma entren en aguas africanas. Así ocurrió el año pasado en varios países europeos, ya que después de las acciones realizadas por Greenpeace en los puertos de Rotterdam y Hamburgo, las autoridades declararon que las embarcaciones que transporten carne de ballena no serían bienvenidas".

La República de Sudáfrica es miembro fundador de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas ( CITES), que prohíbe la comercialización de carne de ballena. Por otro lado, la Comisión Ballenera Internacional declaró una moratoria sobre la caza comercial de esta especie. Los países en desacuerdo con estas prohibiciones son Islandia, Japón y Noruega.

Semanas atrás, la Corte Internacional de Justicia de La Haya ordenó a Japón que cese la caza de ballenas en el océano Antártico, al considerar que es una actividad comercial que intenta ser disfrazada como científica. Aunque se trató de una gran victoria para la protección de la especie, la presencia de transportes balleneros islandeses pone en evidencia que la caza de ballenas sigue siendo un grave problema que debe ser enfrentado.

 

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