Greenpeace denuncia que Japón gasta millones de dólares para alimentar al "lobby" de la industria de la caza de ballenas.

Noticia - 18 enero, 2002

Ballena

Greenpeace denunció este viernes que el Gobierno japonés ha gastado más de 320 millones de dólares para pagar la reanudación de la captura de ballenas a gran escala en el mar Antártico.

Una investigación realizada por Greenpeace ha sacado a la luz las asombrosas cantidades de dinero que el Gobierno de Japón está usando para acabar con la actual prohibición para cazar ballenas. Sólo en el 2001, emplearon más de 47 millones de dólares para comprar los votos de seis países. El dinero aparece justificado en la Agencia de Pesca de Japón como "Ayuda a la pesca", pero el Primer Ministro de Antigua y Barbuda admitió que las ayudas eran concedidas a cambio de votos en la Comisión Ballenera Internacional.

Hasta ahora nadie había explicado a los contribuyentes japoneses que debían asumir este costo. Al término de su expedición por la Antártida a bordo del barco MV Arctic Sunrise y luego de seis semanas de persecución de la flota japonesa, los activistas de Greenpeace, expresaron su frustración porque a pesar de todos los esfuerzos realizados para asegurar la supervivencia de estos grandes mamíferos, el dinero puede ser el factor decisivo para el futuro de las ballenas.

El Gobierno japonés está decido a restablecer la caza de ballenas a cualquier precio. Con su dinero está comprando el futuro de las ballenas”, dijo Milko Schvartzman, coordinador de la campaña de ballenas de Greenpeace Argentina.

Según las cifras oficiales del Instituto de Investigación de Cetáceos, las subvenciones de ayuda para la pesca en los países del Caribe exceden los 210 millones de dólares, mientras que los subsidios para la caza de 'investigación' llegan a 113 millones. El monto total gastado por Japón desde que empezó a regir la moratoria a la caza comercial de ballenas, en 1986, supera los 320 millones de dólares. Por otra parte, según información obtenida por Greenpeace, a esta cifra hay que sumar el gasto al que el Gobierno japonés incurrió para realizar campañas publicitarias, contratar grupos de presiones internacionales y una firma de relaciones públicas.

“Mientras la economía japonesa está en recesión, nuestro Gobierno está malgastando billones de yenes para forzar al mundo a reanudar la caza de ballenas”, declaró Yuko Hirono, coordinadora de la campaña nipona de ballenas de Greenpeace. “Japón no debería utilizar estos métodos poco limpios para conseguir sus propósitos. Cada japonés paga por ello, incluso sin saberlo”.

Yuko Hirono es una de los treinta activistas de Greenpeace a bordo del MV Arctic Sunrise que han tenido que sufrir las duras condiciones de la Antártida para intentar detener la captura de cetáceos. Todos ellos han sido testigos de cómo los arpones alcanzaban a las ballenas y han intentado impedirlo, siendo objetivo de los potentes cañones de agua lanzados desde el barco ballenero factoría, el Nisshin Maru.

"Una reapertura de la cacería comercial tendría una repercusión catastrófica en los stocks de ballenas que aún quedan", agregó Schvartzman.

El Gobierno japonés argumenta que la cacería de las 440 ballenas minke (Balaenoptera bonaerensis), se debe a fines científicos, pero la venta de la carne de esas ballenas genera un ingreso de al menos 3.5 millones de yenes (28 millones de dólares).

La investigación señala: "La campaña [para anular la moratoria] es una de las estrategias mejor financiadas y más resueltas que se han visto. El gobierno japonés ha contratado grupos de presión de Washington y empresas de relaciones públicas londinenses, y ha lanzado campañas publicitarias en diarios y publicaciones científicas. Este gobierno utiliza los fondos de ayuda a fin comprar el apoyo de países pobres, fortalecer las relaciones con políticos norteamericanos de derecha, establecer vínculos con grupos estratégicos de la derecha británica y sondear las opiniones de los miembros del Parlamento. Como parte de la campaña, el gobierno de Tokio invitó a un grupo del periódico británico The Observer a recorrer Japón con todos los gastos pagos a fin de escuchar su versión sobre el asunto".

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