Mientras en Johannesburgo se lleva a cabo la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable, en la que México participa con una postura decidida a favor de reducir las emisiones de gases que contribuyen al cambio climático, en el país azteca, en los hechos, la política energética está orientada a continuar promoviendo el desarrollo de centrales termoeléctricas, en vez de sentar las bases para promover el uso de energías limpias, como la solar y la eólica. Greenpeace dio a conocer frente a una de las plantas termoeléctricas de Rosarito, sitio hasta donde llevó un camión con paneles solares en activo.
Con una cartel en el que se leía "Energía limpia, decisiones limpias", Greenpeace México exigió al gobierno dejar el doble discurso y traducir la firme posición que asegura mantendrá en Johannesburgo (el presidente Vicente Fox afirma que exigirá al presidente estadounidense George W. Bush firmar el Protocolo de Kyoto e indemnizar a las naciones que ya padecen los efectos del cambio climático, tales como sequías más severas, tormentas torrenciales, inundaciones e incluso pérdida de especies) en una política energética limpia, efectivamente encaminada a reducir la generación de gases invernadero.
Si bien las emisiones de gases invernadero de México no se comparan con las de las naciones industrializadas, es un hecho que nuestro país es el que, junto con Brasil, genera la mayor cantidad de estos contaminantes a la atmósfera en América Latina. ¿Por qué en vez de estar promoviendo el desarrollo de sucias y contaminantes termoeléctricas y de mantener a la insostenible y peligrosa nucleoeléctrica de Laguna Verde, el gobierno mexicano no sienta las bases para, efectivamente, dar paso a las energías renovables, únicas que podrán revertir el grave problema del cambio climático?
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La delegación mexicana que participa en Johannesburgo, encabezada por el presidente Fox, aseguró que formará y liderará un bloque de países vulnerables al cambio climático (entre ellos México y 90 naciones de Caribe, Asia y Centroamérica, principalmente) para exigir a las naciones industrializadas, particularmente a Estados Unidos, reparaciones económicas por los daños que las emisiones de gases invernadero están ocasionando a la atmósfera.
Aunque esta medida es indispensable, pues una premisa fundamental para revertir el deterioro ambiental es que los responsables de la contaminación, sean empresas o sean países, se hagan responsables de los daños que ocasionan, Greenpeace considera que esto no pasará de ser un doble estándar si México, en congruencia con esa posición, no busca desarrollar las energías renovables.
"Esta energía, la energía que traemos ahora en este camión (casi 28 metros cuadrados de paneles solares) tiene la capacidad de suministrar energía a 3 casas energéticamente eficientes al mismo tiempo, se puede almacenar y no genera ninguna contaminación. La diferencia radica en de donde se extrae el combustible y cómo se convierte en energía", aseveró Arturo Moreno, coordinador de la campaña de energía de Greenpeace México.
Más aún, México está no sólo en posibilidades de desarrollar paneles solares, sino que, de acuerdo con trabajos y mediciones llevadas a cabo por el Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE), cuenta con algunos de los mejores lugares del mundo para impulsar proyectos de energía eólica, entre ellos: el sur del Itsmo de Tehuantepec; las penínsulas de Yucatán y Baja California; el altiplano del norte que va de Zacatecas a la frontera con Estados Unidos; la región central, desde Tlaxcala hasta Guanajuato, así como los litorales e islas del país.
Si realmente estamos comprometidos con mitigar el cambio climático global, es claro que ratificar el Protocolo de Kyoto y presionar a los países industrializados verbalmente no basta, tenemos además que aplicar políticas energéticas orientadas hacia las tecnologías renovables, y dejar de seguir amparando a la sombra las políticas energéticas insustentables de Estados Unidos. A estas alturas hacer compromisos sólo de palabra es totalmente insuficiente. El clima del planeta sigue cambiando y los efectos ya los tenemos aquí.
Moreno explicó que Greenpeace México decidió traer este camión con paneles solares, llamado "Sol Ambulante", al municipio de Rosarito y a la frontera con Estados Unidos porque es justamente en esta región donde es más palpable la incongruencia de la política mexicana con respecto al cambio climático: en Johannesburgo el presidente Fox busca que México encabece a las naciones vulnerables al cambio climático mientras que en la frontera con Estados Unidos se planea construir plantas regasificadoras de GNL (gas natural licuado), y es la zona donde una considerable cantidad de termoeléctricas se han puesto en marcha en lo que va del sexenio; peor aún, la mayoría de estas plantas están encaminadas a suministrar energía a Estados Unidos, país que emite 25% de los gases invernadero que ocasionan el cambio climático.
"La energía sucia está sentando sus bases en la frontera de México con Estados Unidos. De las autoridades depende que esta tendencia se revierta. Aquí están las opciones, ahora les toca a ellos tomarlas", finalizó Moreno.
En el marco de la Cumbre Mundial del Desarrollo Sustentable de Johannesburgo, Greenpeace está emplazando a la comunidad internacional, y con particular énfasis a México, a que para que en el año 2010 tomen el compromiso de obtener 10 por ciento de su energía de fuentes renovables (Cecilia Navarro, coordinadora de prensa de Greenpeace México).
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