Plantas de celulosa sobre el Río Uruguay.

Nueva amenaza de una industria sucia.

Noticia - 22 julio, 2005
La polémica en torno al proyecto de instalación de dos plantas de pasta de papel en las márgenes del Río Uruguay ha generado una disputa diplomática sin precedentes hasta ahora. El gobierno de Uruguay ha ratificado su voluntad de seguir adelante con el proyecto en tanto el gobierno de Kirchner, manifestando su preocupación por los impactos que podría generar el proyecto, quiere que dichas plantas sean sometidas a la evaluación conjunta de ambos países.

Marcha en contra de las Papeleras que se instalarían en Uruguay

Se llega a la actual situación después de más de tres años de discusiones y advertencias sobre los impactos e inconvenientes de las plantas de pasta de papel que las empresas Ence (España) y Botnia (Finlandia) quieren emplazar en Uruguay, frente a las costas de Entre Ríos.

Durante ese tiempo, los gobiernos de ambos países prefirieron apostar a que la polémica se diluyera y bajara su intensidad. Esa parece ser la política ambiental más popular: apostar a que la gente no se entere o no se movilice.

Sin duda, resulta sumamente valiosa la actual actitud adoptada por la cancillería argentina. Es imprescindible que una obra de las características que se plantea debe realizarse respetando acuerdos bilaterales diseñados para administrar de manera conjunta el uso del Río Uruguay.

Pero es también cierto que esta actitud firme de las últimas semanas es la que se le ha venido reclamando desde hace tiempo al Gobierno Nacional.

 

El cambio de actitud gubernamental y la suba de la "temperatura" política del tema se pudo ver con claridad luego que a fines de abril, más de 40 mil personas protagonizaron un "abrazo" que unió ambas orillas del puente que une la localidad entrerriana de Gualeguaychú con Fray Bentos, en Uruguay, a pocos kilómetros de donde ya se está emplazando una de las plantas papeleras.

 

Esa impresionante e inédita movilización marcó un antes y un después en torno a la discusión de la instalación de las plantas de celulosa.

 

Las plantas que se propone instalar Uruguay son las mismas plantas que en todas partes del mundo reciben un permanente cuestionamiento por sus impactos ambientales y son cada vez más arrinconadas por legislaciones que procuran ponerle límites a la contaminación. Es cierto que en Argentina tenemos de este tipo de plantas de pasta de papel y es cierto también que no resultan inocuoas. A nivel global, las industrias papeleras son las principales fuentes de compuestos organoclorados a los cursos de agua. Estos compuestos afectan la vida acuática y se almacenan en los tejidos grasos de los organismos, bioacumulándose a lo largo de la cadena alimentarla. En los seres humanos provocan trastornos de los sistemas inmunológico, nervioso y reproductor. Entre los organoclorados identificados en los efluentes existen numerosos compuestos cancerígenos y mutagénicos.

 

Las plantas de Ence y Botnia representan casi el doble de la producción de pasta de papel  que hoy se realiza en Argentina. Eso significa una concentración de contaminantes frente a las costas de Gualeguaychú que supera todo lo conocido para esta industria en la región.

 

Para Greenpeace es imprescindible que el Gobierno Nacional sostenga su demanda ante el Gobierno de la República Oriental de Uruguay para que el proyecto de instalación de las plantas de celulosa se evalúe en el marco de lo acuerdos bilaterales existentes como el "Estatuto del Río Uruguay".

 

El Gobierno Argentino debe rechazar la instalación de las plantas propuestas por Ence y Botnia sobre el río Uruguay y al mismo tiempo debe establecer una política de modernización de la industria del papel en la Argentina con el objeto de transformarla en una industria sustentable.

 

Greenpeace ha venido reclamando desde mediados de los '90 la necesidad de establecer un "Plan de Producción Limpia en el Sector del Papel". La industria del papel puede transformarse en un modelo de "Producción Limpia", si adopta la explotación forestal sustentable, procesos no tóxicos, tecnologías libres de efluentes, un máximo reciclaje de productos de papel y una disminución del consumo, particularmente en los países industrializados.

 

Greenpeace pide al Gobierno Nacional, así como anteriormente se lo hemos reclamado a los gobiernos del Dr. Carlos Menem y del Dr. Fernando De la Rúa, la elaboración de un "Plan de Producción Limpia para el Sector Papel", que involucre los siguientes puntos:

 

  • Eliminación del cloro en el blanqueo.

El blanqueo con cloro es una de las partes más perjudiciales del proceso de producción de papel. Es imprescindible eliminar los daños ambientales generados en esta etapa. La pasta puede ser blanqueada con métodos que no emplean cloro -Totalmente Libres de Cloro o TCF. Para hacerlo se utilizan blanqueadores a base de oxígeno tipo peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), ozono y oxígeno gaseoso. Esta tecnología totalmente libre de cloro ha demostrado ser eficiente, posible y económicamente conveniente.

 

  • Extender el proceso de cocción y realizar una delignificación con oxígeno.

Es un prerrequisito imprescindible para lograr que el proceso pueda ser totalmente libre de cloro.

 

  • Eliminar totalmente los efluentes de las plantas de pasta y papel.

La eliminación del cloro y sus subproductos altamente corrosivos permite a las papeleras operar en sistemas Totalmente Libres de Efluentes. Al tratar y reciclar los efluentes dentro del proceso es posible reducir la cantidad de agua empleada y detener las descargas tóxicas.

 

  • Aumentar el porcentaje de papel que es reciclado y el contenido de papel reciclado post-consumo en los papeles a la venta.

Disponer de medidas para que todo el papel descartado por los organismos públicos nacionales sea reciclado. Que el papel de impresión y escritura que compre el gobierno contenga al menos un 20% de fibras recicladas post-consumo a dos años de iniciado este plan. Reducir la demanda de papel blanco. Favorecer la Investigación y el Desarrollo de tintas más limpias que permitan un mejor reciclaje sin contaminación. Favorecer impositivamente a las empresas que opten por fabricar papel de impresión con fibras post-consumo

 

  • Establecer líneas de crédito blandas para la eliminación de los efluentes de las industrias del sector y el crecimiento de las empresas de reciclado.

 

  • Exigir la explotación sostenible de los recursos forestales. En la utilización de fibra virgen, ésta debe provenir de cultivos certificados según los estándares del sistema de certificación forestal del Forest Stewardship Council ( FSC ).