Biografía del Capitán Daniel Rizzotti

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Página - 30 diciembre, 2015
Nació hace 49 años en la calurosa provincia de Tucumán. Marino de profesión, luego de un par de años de haber dejado la Armada Argentina se cargó una mochila al hombro y partió rumbo a Europa. Su paso por Inglaterra, a donde había decidido hacer un parate para estudiar, le cambiaría la vida: “Conocí la oficina local de Greenpeace y me invitaron a trabajar en la organización”, cuenta hoy, 18 años y “prácticamente todos los mares” después, Daniel Rizzotti, el hombre del Esperanza.

Con ustedes Daniel Rizzotti, el Capitán

Daniel Rizzotti, from Argentina, Captain onboard the  Greenpeace ship Arctic Sunrise.En los barcos de Greenpeace fue desde oficial hasta capitán y, como escribió la poeta Adrienne Rich, aprendió a ver desde la extendida mirada sobre las rojas rocas donde un mudo espiral blanco revela el estallar de una ola. 

“Cada mar tiene una personalidad diferente. Algunos son violentos al principio y de gran calma luego del temporal, como el Antártico; otros grises la mayor parte del tiempo, como la costa este de América del Norte; los hay bellos y vehementes como el Caribe, y de gran paz pero exaltados por momentos, como en las islas del Pacífico”, describe Rizzotti,  para quien las más traicioneras son las altas latitudes. “En la Antártida y el Ártico hay pocos datos de profundidades, y peligros como los icebergs y los vientos”, explica.

Como capitán del Esperanza, Rizzotti debe “velar principalmente por la seguridad de los tripulantes, de la nave y del medio ambiente”, además de comprometerse “con cada campaña que hace a la misión de Greenpeace”.  Estar al frente de uno de los barcos más famosos del mundo es -dice- una gran responsabilidad: “Represento a toda una organización y es vital ser coherente con ello en cada actitud. Quienes formamos parte de la tripulación del Esperanza somos mensajeros y concientizadores en cuestiones ambientales, siempre dentro de los códigos de las buenas costumbres marineras”. 

El barco que comanda Rizzotti opera como plataforma para muchas de las actividades (educativas, de investigación o para la concientización) que lleva a cabo Greenpeace en todo el mundo.  Los métodos de manifestación son variados, pero siempre -siempre- pacíficos.

“No agredimos y no tenemos armas”, recalca el capitán. De hecho, el tucumano reconoce que, de todas las misiones realizadas, las vinculadas con el  desarme fueron las que más lo involucraron a nivel emocional. “Me marcó de manera significativa ‘adoptar’ a dos niños polizones del África mientras navegábamos el Golfo Pérsico; me impactó sobremanera ver un misil disparado por Estados Unidos pasar por encima de nuestro barco. En ese momento comprendí lo incomprensible: somos la única especie capaz de crear las armas para autoextinguirse”.

MY Esperanza open boat in Valparaiso, Chile to celebrate 21 years of political and economic independence of the organization, in support of the campaign to protect glaciers and calling to take action to address climate change.Local people visit the ship during an open boat day.

Pero por sobre todas las cosas, Rizzotti cree que es posible el cambio, que se pueden revertir los graves problemas que existen en la Tierra. “Esta ideología no es ni más ni menos que la del amor por nuestro planeta y por todos los seres que en él coexisten, incluida la raza humana, que es la más agresiva con el medio, con otras especies y con ella misma. No ponemos la otra mejilla, pero sí nos cubrimos el rostro. Para seguir”. La convicción del capitán es el motor de la (nave) Esperanza.

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