A 25 años del derrame del Exxon Valdez en Alaska activistas de Greenpeace escalan plataforma de ExxonMobil

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Prensa - 24 marzo, 2014
Hoy en el 25 aniversario del derrame de petróleo del Exxon Valdez en Alaska, 14 activistas de Greenpeace participaron en una acción directa contra una plataforma petrolera de ExxonMobil cuyo destino es perforar en el Ártico ruso. Greenpeace reclama que se prohiba la perforación de petróleo en alta mar. Aunque hayan pasado tantos años muchas especies siguen afectadas por el derrame y el petróleo de Exxon Valdez aún permanece depositado en sedimentos marinos.

Esta mañana en Noruega, activistas de Greenpeace abordaron la plataforma West Alfa de ExxonMobil y desplegaron un cartel con la leyenda “No queremos un Exxon Valdez en el Ártico ruso”. ExxonMobil es la mayor compañía de petróleo del mundo y tiene una empresa conjunta multimillonaria con la empresa Rosneft de Rusia para explorar petróleo en el Mar de Kara, un proyecto que se iniciará este verano.

El bloque de perforación donde Exxon operará solapa con el Parque Nacional del Ártico Ruso, una zona protegida legalmente y famosa por su magnífica vida silvestre. El área es el hogar de los osos polares y de ballenas de cabeza arqueada e incluye colonias de morsas y una de las mayores colonias de aves en el hemisferio norte. De acuerdo con la legislación rusa, es ilegal perforar en busca de petróleo en la zona. A través de esta acción Greenpeace pide la prohibición de la extracción de petróleo en alta mar en el Ártico y que se aumenten los esfuerzos para combatir el cambio climático.

Pasaron 25 años y aún las consecuencias del derrame de petróleo de Exxon aún se siguen sitiendo en el ambiente y fauna afectadas. Al respecto Richard Steiner, profesor y biólogo conservacionista de Alaska, quien lideró el programa de respuesta a este derrame, reflexiona sobre las lecciones aprendidas a partir de este desastre y las que no:

1. La "limpieza" de un derrame es un mito. Una vez que se produjo es imposible contenerlo y repararlo.

Exxon gastó más $2 billones para reparar este derrame, pero recuperó menos del 7 por ciento. British Petroleum gastó más de $14 billones en el derrame de Deepwater Horizon en 2010, y recuperaron sólo el 3 por ciento del petróleo derramado sobre la superficie del mar y las playas.


Rara vez se contiene más del 10 por ciento de un derrame de petróleo. Debemos insistir en que la industria y el gobierno estén preparados para responder a un derrame, pero no debemos esperar que ninguna de las respuestas sea eficaz.

2. Los derrame pueden causar daño ambiental a largo plazo. Dejando la retórica de la industria a un lado, los vertidos de petróleo causan lesiones permanentes a la ecología.

Millones de organismos inocentes -mamíferos marinos, aves, peces e invertebrados- murieron a causa del derrame de Exxon Valdez. Un cuarto de siglo después, sólo 13 de las 32 poblaciones, hábitats y servicios monitoreados son considerados "totalmente recobrados" o "satisfactoriamente recobrados".

Algunas poblaciones, como el arenque del Pacífico y la orca AT1 todavía aparecen como "sin recuperar". Mientras tanto, miles de galones de petróleo del Exxon Valdez todavía permanecen en sedimentos de la playa en Prince William Sound.

3. La reparación de un derrame es imposible. Una vez que un ecosistema marino o costero está roto no puede ser arreglado. No hay dinero que repare un ecosistema costero herido. Lo mejor (y lo mínimo) que podemos hacer es protegerlo de daños adicionales, dándole la oportunidad de recuperarse de forma natural.

4. Los funcionarios suelen subestimar el riesgo de un derrame, su tamaño e impacto. No debemos confiar en las afirmaciones oficiales de perforaciones de "bajo riesgo" mar adentro, buques cisterna, o tuberías, ni tampoco en las aseveraciones de la industria en cuanto al tamaño e impacto de sus derrames.

5. La clave es la prevención. Podemos y debemos reducir el riesgo de un derrame lo más posible, sin importar el costo. El sistema de prevención de derrames petroleros en Prince William Sound después del derrame del Exxon Valdez fue sin duda uno de los mejores hasta la fecha.

Desafortunadamente, pocas de estas medidas fueron implementadas en otras zonas de riesgo, como el Ártico, las islas Aleutianas, Puget Sound, el Golfo de México o la Costa Atlántica.

6. La supervisión ciudadana es fundamental. Incluso con el mejor sistema posible de prevención de derrames, siempre habrá errores humanos y fallas mecánicas. La industria y el gobierno deben permanecer en alerta.

 

7. La responsabilidad empuja a la seguridad. Para motivar la conducta segura y responsable de la explotación de petróleo, la responsabilidad financiera por los derrames es esencial. El Congreso no ha aumentado su presupuesto para derrames en los últimos 24 años, y los límites permanecen vergonzosamente bajos en todo el país.

8. El dinero del petróleo corrompe la democracia. El petróleo es un gran negocio, y su riqueza concentrada distorsiona la gobernabilidad democrática en el mundo entero. El dinero del petróleo fluye libremente en campañas políticas, lobby, sobornos y publicidad. Y los resultados en su propio beneficio pervierten la política pública, como ocurre con los miles de millones de dólares en subsidios anualesa la industria mundial de los combustibles fósiles.

9. Ahora es tiempo de poner fin a la adicción al petróleo. Los derrames son el más visible impacto de esta adicción. Pero también podemos ver los efectos nefastos en la pérdida de ecosistemas, los daños a la salud, la distorsión de los sistemas económicos, las guerras por el petróleo y el cambio climático hoy llegan a cada rincón del planeta.

Cuando ocurrió el derrame de Exxon Valdez el mundo usaba 63 millones de barrilles de petróleo por día y el CO2 en la atmósfera estaba en los 350 ppm. En estos 25 años se usaron más del doble de petróleo – más de 700 mil millones de barriles – que en toda la historia de la humanidad antes de esa fecha. El mundo utiliza 91 millones de barriles al día y los niveles atmosféricos de CO2 están en 400 ppm y siguen creciendo.

10. La necesidad de una sociedad sostenible. La lección trascendente de los derrames de petróleo y otros desastres industriales es que nuestra sociedad está viviendo más allá de la capacidad de la Tierra, destruyendo la biosfera en un modo peligrosamente insostenible.

Desde el derrame de Alaska en 1989, la población mundial ha aumentado de 5 mil millones a más de 7 mil millones, la economía mundial (producto bruto mundial) se ha más que duplicado, agotando recursos energéticos y ecológicos; el mundo ha perdido más de 130 millones de hectáreas de bosques y más de un millón de especies -la mayoría sin nombre y de modo desapercibido. La verdadera lección de desastres como el del Exxon Valdez y Deepwater Horizon es que tenemos que prestar atención a la degradación gradual, poco evidente pero peligrosa de la biosfera, y tomar en serio la sostenibilidad.

"Hoy no podemos darnos el lujo de correr el riesgo de que se produzca un desastre como ell Exxon Valdez en el Ártico, que sería imposible de limpiar", declaró Erlend Tellnes, miembro de la campaña del Artico de Greenpeace Nórdico.

El Ártico es uno de los ambientes más extremos y hostiles para perforar en busca de petróleo en el planeta. El área de perforación elegido por ExxonMobil está cubierta por un denso hielo entre 270 y 300 días al año y las temperaturas descienden hasta -46°C en invierno . El mar de Kara sufre con frecuencia fuertes tormentas y durante el largo invierno del norte se hunde en oscuridad casi total por meses. "Tenemos que evitar que las empresas petroleras causen un derrame inevitable en el Ártico. Exxon Valdez todavía está afectando a la naturaleza de Alaska 25 años después del accidente", concluye.

 

Para conocer los planes de perforación de ExxonMobil en Rusia haz click aquí

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