En la mañana del 26 de abril de 1986 el peor accidente de la historia nuclear civil ocurrió con el reactor Nº4 de la centran nuclear de Chernobyl en Ucrania. Las consecuencias de ese evento afectaron a toda Europa y aún hoy, a 25 años, se mantienen.

Un grupo de periodistas de cerca de 18 países fue invitado a recorrer Chernobyl para documentar que ha ocurrido a 25 años de la catástrofe. El viaje en sí es uno de los mayores esfuerzos de documentación gráfica que haya realizado Greenpeace, y para el proceso fueron invitados periodistas experimentados con trayectoria crítica y profunda y movilizarlos para esta tarea no resultó del todo sencillo. A su regreso muchos de ellos se mostraron profundamente preocupados por lo que vieron y oyeron, a menudo por los detalles de la vida cotidiana que se menciona la materia de manera casual por los entrevistados.

Un dato por ejemplo: Ucrania debe invertir cerca del 8% de su presupuesto total para manejar -dentro de lo posible- las consecuencias de la catástrofe. Eso sólo por mencionar algunos de los costos económicos que afectaron a toda la nación. Otro dato es que los niños ucranianos tienen que desplazarse a zonas no contaminadas por lo menos un mes al año para permitir al organismo deshacerse de parte de la radiación acumulada a través del consumo de alimentos cotidianos como la leche, champiñones, mermelada de bayas y carne. O este otro dato: que los alimentos vendidos en los mercados deben ser probados para descartar altas concentraciones de cesio y estroncio.

Otro dato preocupante: A muchos niños les da amigdalitis varias veces al año porque sus sistemas inmunológicos están comprometidos como resultado de los efectos de la radiación. Rokytne, el pueblo donde esto ocurre, está ubicado a 300 kilómetros de distancia de Chernobyl, en el otro lado del país.

Otro dato: Los sistemas de salud y de control sanitario deben realizar mapas para identificar las áreas que aún se encuentran afectadas por la radiación y comunicar a las comunidades que por esos lugares no deben transitar por allí.

Aún más: Las mujeres embarazadas deben obtener asesoramiento acerca de los alimentos que necesitan evitar para minimizar la absorción de radiactividad y la consecuente deformidad en el feto en desarrollo. Ellas necesitan controles frecuentes y si el feto en desarrollo absorbe radioactividad probablemente tendrá que ser abortado.

Y sigue: Los trabajadores en las zonas de limpieza muchas veces superan sus dosis de exposición a material radiactivo. Luego ya no pueden trabajar y pierden su empleo. Esto ocurre muchas veces por la precariedad del trabajo que realizan y por la falta de capacitación adecuada. Hoy en día la gestión de residuos se ha convertido en un importante sector de la economía a causa del desastre. El sarcófago original, apresuradamente construido en los meses después del accidente y que costó la vida a cientos de personas, está destinado a durar sólo 25 a 30 años y ahora en peligro de colapso. Por debajo, el reactor destruido está todavía en el sitio y no puede ser desmontado debido a su radiactividad extrema.

Las consecuencias del desastre nuclear de Chernobyl se encuentran en estos hechos cotidianos y la vida de quienes allí habitan ha sido alterada para siempre. Sin embargo, cuando el equipo regresó de Ucrania otro golpe los impactó. A pesar de que el problema de Fukushima aún no se encuentra controlado, que el impacto en mar, tierra y aire es considerable, a pesar de las evidentes carencias e irresponsabilidades que incidieron en el desastre en Japón, hay personas, profesionales, que señalan que la seguridad nuclear es alta y que los riesgos son controlados.

No hay forma de controlar estos riesgos y no hay forma de sobrellevar las consecuencias. No hay forma de alejar a los niños de la radiación por el tiempo suficiente, y siempre habrá gente que considerará razonable no hacerlo para evitar las molestias. No hay forma en que la gente deje de comer lo que quiere cuando de verdad tiene ganas de hacerlo. No hay forma de vigilar zonas de tanto tamaño como las que son afectadas por cada incidente o accidente nuclear, y no hay presupuesto que soporte estas crisis. No hay necesidad de avanzar en materia nuclear, ni razón alguna para invertir en estudiar una fuente de energía cada día mas cara, comprobadamente riesgosa, contaminante y poco efectiva.

Greenpeace trabaja a diario para defender la vida. Hay 442 plantas de energía nuclear en el mundo y la mayoría está envejeciendo. Construir nuevas no resuelve el problema del calentamiento global, pero nos condena a todos por generaciones. La industria nuclear no tiene soluciones a la problemática de los residuos radiactivos. ¿Cuántos desastres nucleares más son necesarios, para que el mundo se deshaga de esta tecnología obsoleta, peligrosa e innecesaria?

> Descarga las hojas de resultados de las investigaciones sobre alimentos realizadas a 25 años del desastre

> Descarga las cifras resultantes de la investigación

> Video ilustrativo de la catástrofe

Mira un microdocumental sobre la historia de Chernobyl contada por quienes siguen viviendo las consecuencias (botón cc para subtítulos en español)