No a la energía nuclear en Chile

Hoy nos enteramos con sorpresa que nuestro BiMinistro de Energía y Minería, Laurence Golborne, que supuestamente iba a conocer y explorar las ventajas de la energía nuclear en Francia, en buen chileno se mandó las partes y firmó un acuerdo de cooperación. Así, sin avisarle a nadie.

Hay dos alternativas para explicarlo. La primera es que esto haya estado planificado de antemano, y en secreto. Si bien se había hecho público su viaje y las intenciones del gobierno de explorar esta nociva fuente de energía, no había noticias ni en los medios que más influyen en el mercado -es decir, aquellos que cubren la economía- sobre un acuerdo.

La segunda alternativa es que el acuerdo haya sido firmado sin planificación, aprovechando la coyuntura, sin que nadie lo haya visto, comprometiéndonos como nación en un tema que es de primera prioridad revisar de forma abierta.

La agenda energética es cada vez mas oscura, y el escenario -honestamente- no ha mejorado todo lo que esperábamos desde la salida de Raineri. Las cosas como son: No basta con que el Gobierno declare- ¡por fin!- que necesitamos discutir nuestra política energética. No tiene caso quedarse en las intenciones mientras en paralelo se nos deja amarrados por décadas a una estructura que no permitirá cambios en la dirección del mundo realmente desarrollado . Vamos enumerando las “coyunturas” para dar una panorámica. Las inversiones de Copec y Ultramar para abaratar sus costos operaciones sustituyendo su importación de Carbón desde el extranjero por material extraído desde Isla Riesco, de pasada cobrando un 1,26% de alza en sus acciones (del cual se beneficia el mismísimo Presidente de la República según los informes de Contraloría). La calificación ridícula de "molesta" de la central termoeléctrica Castilla, la mas grande de toda América Latina en la zona de Punta Cachos en Atacama. Las declaraciones de autoridades estableciendo que mientras se cumpla la ley medio ambiental -que han declarado es insuficiente- bastan para dar su aprobación. Los 19 proyectos de generación de energía en base a carbón que hoy pueblan el sistema de evaluación de impacto ambiental, esperando aprobación o derechamente construcción. Los conflictos de Barrancones, Ventanas, Campiche, Los Robles, Chayavanita, Patache, Guacolda, entre tantas otras. La campaña de desinformación millonaria que ha desplegado Hidroaysén para convencernos que un proyecto de esas características es necesario y que no es tan malo como han opinado expertos y como ya sabe la mayoría de la población. Y hasta hace pocos días el "pololeo" del Gobierno con una de las principales empresas del rubro, Suez Energy, que ahora pinta preocupantemente para matrimonio.

La mayoría de la gente sabe que respirar emisiones resultantes de la combustión de carbón es malo para el clima del planeta, para el medio ambiente y para las personas. Sin embargo a veces se olvida que subirle un par de grados a la atmósfera significa muerte en otras latitudes, miseria en otras, y que eso está ocurriendo. Poca cobertura se le ha dado a los "refugiados climáticos", personas que deben abandonar sus formas tradicionales de vida en zonas altamente afectadas producto de sequías o cambios radicales en el flujo de aguas. Y poca gente sabe que hace pocos días atrás la experta sobre cambio climático de la ONU declaró que América Latina está elevando sus niveles de emisiones de forma preocupante, tal como otras naciones que hoy tienen mas conciencia y piensan que podrían haberlo evitado. Y con bastante libertad los entendidos hablan de las fuentes "baratas" de energía, olvidando sistemáticamente los costos que tienen en tratamientos contra el cáncer, las intoxicaciones, la degradación de territorios, el acopio de residuos y ceniza que infiltra napas, destruye la capacidad de cursos fluviales, extermina la vida submarina y finalmente deteriora cualquier posibilidad de desarrollo sustentable en dichas áreas. Las energías baratas lo son justamente porque contaminar es gratis y la ley ampara a quien transfiere costos a los que tienen menos para defenderse.

El caso de la energía nuclear no es diferente. Hay quienes consideran que es barata, porque es limpia. No sólo es riesgosa, no solo no es renovable, no sólo tranca la inversión en renovables... no tiene por dónde ser limpia; a la fecha la única alternativa es almacenar sus residuos por toda la eternidad y rezar por que nadie nunca más se acuerde de ellos. Hay quienes, por el contrario, señalan que es preferible al carbón porque los costos de éste último son mayores. Pero plantearse de ese modo es absurdo; elegir el veneno no cambia el resultado. Cazarnos con una fuente de energía que con suerte estará operativa recién en 15 años sin una discusión sobre mercado de la energía, sin políticas de ahorro ni de eficiencia energética, sin discutir sobre los costos ambientales que deben aplicarse a las fuentes sucias, sin invertir en renovables, sin enfrentar los problemas de fondo no sólo es ser miope, es ser mediocre. La energía nuclear no tiene por dónde ser una solución a nuestro escenario actual.

  • ¿Por qué se firman acuerdos a puerta cerrada para comprometer los recursos y la estabilidad de nuestro territorio y su gente?
  • ¿Por qué, a pesar de los numerosos estudios que establecen que Chile tiene gigantescos potenciales en energía no renovable, la inversión en estudios no pasa de pequeños proyectos?
  • ¿Por qué estamos pensando cazarnos con fuentes de energía que nos tendrán atorados durante décadas sin poder hacer cambios?
  • ¿Porqué cuando conviene se aplica la ley al pie de una letra que se sabe es insuficiente, si la promesa de campaña era traer desarrollo sustentable y no sólo crecimiento?
  • ¿Por qué los chilenos pagamos sobreprecios monstruosos en el precio de la energía, mismos que hacen peligrar la autonomía financiera de una familia que intenta salir de la pobreza?
  • ¿Quién se beneficia de estas decisiones, se lleva la parte de la torta y se la come sólo?

Yo ya me hastié. No me gusta vivir en un mundo donde hay que estar pagando un costo diario que sube y sube para seguir aquí. Los invito, en serio, a oponernos con fuerza y con convicción para cambiarlo. Si nos quieres ayudar apóyanos; hazte socio, voluntario o activista.

(Original en El Quinto Poder)