DIRECTORAS EJECUTIVAS DE GREENPEACE INTERNACIONAL: “QUE SEA PAZ Y QUE SEA VERDE”

Noticias - 21 septiembre, 2016
En el Día de la Paz, Jennifer Morgan y Bunny McDiarmid, Directoras Ejecutivas de Greenpeace Internacional, nos dejan esta reflexión para pensar y actuar por un mundo verde y pacífico en el que los seres humanos convivamos en armonía entre nosotros y con el planeta.

Hoy 21 de septiembre en todo el mundo se celebra el Día de la Paz. Sabemos que actualmente muchas personas no encuentran paz en ningún sitio. Y, si las cosas no cambian dramáticamente, tampoco la encontrarán pronto.

En 2015 la cantidad de refugiados y personas desplazadas alcanzó números récord superando incluso a los valores de la segunda posguerra. Seguir las noticias es desgarrador: niños aterrados, hospitales arruinados, barcos hundidos, ciudades convertidas en ruinas debido a los bombardeos y comunidades enteras luchando para sobrevivir. Esta es la triste realidad de mucha gente: tener que soportar el dolor y el sufrimiento más allá de los límites de la propia naturaleza humana.

Es difícil pretender comprender estos hechos. Sin embargo es importante preguntarnos ¿Qué podemos hacer frente a ellos?

En Greenpeace tratamos de construir una respuesta ante la pregunta de cómo lograr un mundo más verde y pacífico para todos. Colaborar y brindar apoyo a otras organizaciones no gubernamentales y comunidades que se oponen a la violencia es un paso en la dirección correcta. Usar nuestros recursos para ayudar a las víctimas es otro. Ambos pasos son necesarios e importantes pero no alcanzan.

Intentan convencernos de que la única forma de lograr la seguridad es a través de las fuerzas militares. Nos dicen que las fronteras y las armas son la clave para una existencia pacífica. Y estamos orgullosos de alzar nuestras voces en contra de esta visión del mundo. Pensamos que todos juntos debemos actuar para encontrar y solucionar las causas profundas que nos conducen a los conflictos. Además tenemos que prevenir que estos problemas escalen y trabajar con las comunidades para identificar soluciones no violentas.

La paz no es solamente la ausencia de guerra o de conflicto. Los gobiernos gastan mucho dinero en materia de “defensa”: armas, bombas, aviones de guerra, armamentos nucleares, etc. Pero hay muy poco tiempo y recursos puestos en prevenir los conflictos.

El modelo de seguridad del siglo XIX basado en el poder militar ya no es aplicable. La creencia de que las armas son el camino hacia la seguridad, que el dominio militar es una marca de superioridad y la idea de que “lo que pasa en determinado lugar queda en ese lugar y no se expande” son mitos que nos conducen a más violencia y sufrimiento. La violencia genera más violencia y nunca resuelve los conflictos. La paz en el siglo XXI significa más que la ausencia de guerra.

El enfoque de seguridad nacional basado en el poder militar y en el miedo de aquellos que son distintos a nosotros debe ser reemplazado por una manera de pensar que refleje un entendimiento más amplio de la verdadera seguridad: la humana. La seguridad humana hace hincapié en promover la dignidad y el empoderamiento para todas las personas. Significa no solo proteger a la gente de las amenazas, sino también crear un sistema social, político y económico que apoye a las personas y las impulse a  crecer en sociedad y en armonía con el medio ambiente.

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Un medioambiente saludable es la clave para la seguridad humana. Preocuparse y actuar por el planeta es una necesidad, no un lujo. El mundo de las personas y el mundo natural están íntimamente ligados. Nosotros no podemos sobrevivir, ni vivir pacíficamente, sin un medioambiente saludable.

El premio Nóbel de la Paz, Laureate Willy Brandt, dijo una vez: “La paz no es todo, pero sin ella todo es nada”. Esta lógica aplica perfectamente al mundo natural que es la base de nuestra existencia.

Gran parte del daño que le estamos causando al planeta es irreversible. Estamos en una coyuntura crítica, en un punto de inflexión en el que sobrepasar los límites de la Tierra nos está llevando a mayores niveles de inestabilidad, carencia de recursos, miedo, crisis y conflictos potenciales. Algunos de los efectos adversos del cambio climático ya no tienen retorno. La crisis va a seguir ocurriendo. La clave es cómo respondemos a ella.

La carencia de recursos (agua, tierras cultivables, energía) no tienen que llevarnos necesariamente a un conflicto. De hecho, muchas investigaciones demuestran que pueden crear las condiciones favorables para que los enemigos cooperen y trabajen por objetivos comunes.

Compartir de manera justa nuestros recursos escasos y proteger nuestros bienes globales son dos formas de alcanzar un mundo verde y pacífico.

Podemos enfrentar los problemas de la creciente escasez de recursos y los impactos mundiales del cambio climático promoviendo opciones sustentables.  

Los problemas siempre son complejos pero, alrededor del mundo, la búsqueda de recursos y los conflictos van de la mano. Lo que ocurre ahora en Irak, Ucrania, Sudán, el sur de China y Nigeria está relacionado con la propiedad, acceso y transporte de combustibles fósiles.

Los “recursos de guerra” no son nuevos. Pero hoy podemos superarlos. La energía es un ejemplo clave de cómo el cambio a las energías renovables y limpias puede hacer que la vida sea más simple para millones de personas. Alrededor del mundo 1.3 millones de personas -el equivalente a 18% de la población global- aún no tienen acceso a la electricidad. 2.6 millones de personas tampoco tienen las condiciones sanitarias necesarias para cocinar de manera segura. Este problema se agrava cuando se trata de refugiados y personas desplazadas. Las energías renovables ya están ayudando a transformar miles de vidas en todo el planeta y en Greenpeace, con tu ayuda, estamos contribuyendo a marcar el camino hacia un futuro 100% renovable.

Nuestra visión es un mundo en el que se valoren las relaciones entre la paz y el medio ambiente y se actúe en consecuencia. Queremos un planeta en el que los seres humanos convivan pacíficamente unos con otros y con la naturaleza. Luchamos para que se respeten y se compartan los recursos. Elegimos cooperación en vez de conflicto. Equidad y sostenibilidad por encima de la codicia. Dignidad humana y valor por encima de la explotación.
Queremos un mundo en paz.

Y, como dijo uno de nuestros fundadores, “Hagámoslo verde y en paz”

Escrito por Jennifer Morgan y Bunny McDiarmid, Directoras Ejecutivas de Greenpeace Internacional

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