Bajan las bolsas, pero las emisiones contaminantes siguen subiendo. Ya comenté en un blog anterior que no parece ser algo que preocupe a los líderes del mundo, que han dejado pasar la Asamblea General de Naciones Unidas sin dedicar un suspiro al cambio climático. Conviene echar una ojeada a los datos para dejar en evidencia su irresponsabilidad y falta de compromiso con nuestro planeta.

Las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero están subiendo, y mucho. Según datos del Global Carbon Project desde que entramos en el siglo XXI el crecimiento de las emisiones se ha disparado, multiplicándose por tres con respecto a la última década del siglo anterior. Si en los años 90 del siglo pasado las emisiones crecían un 1% al año, desde que hemos entrado en el nuevo siglo están creciendo alrededor del 3%. Globalmente, las últimas estimaciones establecen que desde el año 1992, en que se celebró la Cumbre de Río de Janeiro, las emisiones de dióxido de carbono han subido un 38%.

También el crecimiento de la concentración de CO2 en la atmósfera se ha acelerado, pasando de un aumento de 1,5 ppm al año, a un aumento de 1,9 ppm anual, que nos ha llevado a las actuales 382,6 ppm. Estos datos indican que el actual nivel de CO2 en la atmósfera es un 35% más alto que los niveles preindustriales. Este aumento se debe a diversos factores, entre los que se incluye el aumento de las emisiones, y también la perdida de eficacia de los sumideros de carbono naturales - especialmente los océanos- .

En lo referido al liderazgo en la distribución de las emisiones también se han producido cambios importantes. China ha pasado a ser el número uno del mundo, seguido por Estados Unidos, Rusia e India. De los grandes emisores mundiales sólo la Unión Europea está manteniendo las emisiones estables, aunque tampoco está consiguiendo reducciones importantes.

Los datos de emisiones nos sitúan en una situación peor que el escenario más pesimista del *IPCC *Naciones Unidas. Reputados climatólogos, James Hansen entre otros, están advirtiendo que una concentración de CO2 en la atmósfera por encima de 350 ppm nos sitúa fuera los límites seguros, y hace tiempo que hemos superado esa cifra.

Así que más vale que los que tienen la responsabilidad del liderazgo político y económico empiecen a tomar en serio de una vez esta cuestión, porque el tiempo va pasando, y las emisiones aumentando sin freno. No hay mayor crisis financiera que la destrucción de nuestro único hábitat posible.

Juan López de Uralde, director de Greenpeace España