Faiza es una de las activistas de Greenpeace detenidas desde hace más de un mes en Rusia por defender el Ártico. Esta es una de las cartas escritas desde su celda a un periodista holandés.

Domingo 13 de octubre de 2013

Querido Olaf:

Gracias por tu carta. La recibí el lunes pasado. Muchas gracias por el libro que me has enviado, estoy increíblemente feliz de haberlo recibido. La mayoría de los libros y las cartas que me envían, no me llegan. Todo lo que me mandan, debe ser investigado y censurado primero. En otras palabras, antes de recibir nada, los guardias y la fiscalía deben verlo primero. En la práctica, esto significa que no recibo casi nada.
He estado esperando, por más de dos semanas, que el guardia me permita llamar a mi familia, una llamada a la que tengo derecho. Pero para esa “tontería” él nunca tiene tiempo.

Me acuerdo de su sonrisa en corte, el 29 de septiembre, cuando me arrestaron hace dos meses. Parecía estarlo disfrutando, como si hubiera logrado algo. Ese hombre no tiene ningún poder real, sólo es una marioneta que hace lo que le ordenan los de arriba. Es triste, la verdad.
Deseo tanto recibir cartas de mi familia y amigos, pero ¿cuál es la carta que logra pasar la seguridad y llegar a mi celda en Murmansk? la de un periodista. Tiene gracia.

Considerando las circunstancias, creo que estoy bastante bien. Estoy en una celda sucia, aislada del resto. Tampoco veo a ningún otro prisionero ruso, de vez en cuando veo pasar a alguien en el corredor. De vez en cuando, una rata se arrastra por el suelo de mi celda. He perdido peso y no duermo muy bien, pero todavía camino con la frente alta. Así que la respuesta es no, no tengo ningún compañero de celda ruso, desafortunadamente. Me hubiera gustado la compañía y quizás, me hubiera ayudado a entender la manera de pensar local: la barrera del lenguaje es muy grande, y la comunicación muy difícil.

Los hombres detenidos tienen (o al menos es lo que creo) compañeros de celda rusos. Es bastante lógico, hemos inundado las celdas de Murmansk con 30 personas de Greenpeace, no es extraño que no puedan mantener a todos separados.



Tenemos “goeljat” una hora al día, que es lo más esperado de mi día. Es el único momento que podemos recibir un poco de aire fresco, esto es caminar por un espacio de cemento de más o menos 5 x 5 metros. Con suerte puedes ver el cielo a través de una de las grietas del techo.

Por supuesto, calculamos por adelantado los escenarios (el mejor y el peor) que podría ocurrir, y que podrían tratar de asustarnos usando amenazas e injusticias. Eso nos ha pasado antes. Pero lo que no esperamos es terminar los 30 en la cárcel con una sentencia de 15 años pendiendo sobre nuestras cabezas. Se que nada es imposible cuando tratas con las autoridades rusas, pero esta situación parecía muy improbable.

Todavía tengo esperanzas, tengo que tenerlas para seguir adelante. La realidad es que todo puede pasar, de otra manera, los rusos no serían rusos.

Un abrazo.
Faiza.

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