La Asociación de Apicultores de la Región de Murcia (AARM) denunció esta semana una auténtica masacre de colmenas en los términos municipales de Cieza y Calasparra, Murcia. Varios millones de abejas se han muerto y se desconfía que la causa ha sido la fumigación incontrolada de insecticidas agrícolas.



Esta es una lamentable paradoja que ocurre una y otra vez. No hay agricultura sin polinizadores, sin embargo muchas de las prácticas de la agricultura industrializada son una amenaza constante para las abejas, para las especies beneficiosas, para los ecosistemas en general y, por supuesto, para los seres humanos como lo demuestran las preocupaciones recientes de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. En Murcia esto ha ocurrido justo cuando va a empezar la floración de los frutos de hueso...

Tristemente esto ocurre a menudo, no siempre con las mismas dimensiones, sin embargo en muchas ocasiones no se denuncia y por ello no llega al público en general. La AARM dice que ya el año pasado en la floración de los cítricos pasó algo similar y en Girona también murieron varios millones de abejas el año pasado debido a la fumigación de un plaguicida agrícola.

Por la denuncia de los apicultores sabemos que en cada una de estas ocasiones millones de abejas se han muerto pero, ¿qué habrá pasado con el resto de polinizadores, con el resto de la fauna? Sin duda más de lo mismo, pero no hay nadie que los eche de menos, por lo menos por ahora.

Sí nos detenemos en el Registro de Productos Fitosanitarios (yo he mirado casi uno por uno todos los productos autorizados en España que contienen la palabra “abeja”) vemos que son vários cientos los que indican “muy peligroso para las abejas”, “peligroso para las abejas” o “por la alta peligrosidad para las abejas”... La importancia que tienen todos los polinizadores y en particular las abejas melíferas, porque son también el sostén de muchas familias (España es principal productor de miel y polen de la UE), es incuestionable ¿cómo es posible entonces que se siga permitiendo el uso de productos de estas características? 

Los agricultores muchas veces también son víctimas de un modelo de agricultura dominado por grandes multinacionales que defiende a ultranza  el mito de que es imposible hacer agricultura sin recurrir a fertilizantes y plaguicidas sintéticos. Y es que cuanto más tecnificada esté la agricultura más dependientes se quedan los agricultores, y esto es lo que desean estas grandes multinacionales. 

Ante estas alarmantes noticias me asalta una pregunta ¿Qué pasaría en una España sin abejas? 


 
Y es que la polinización es vital para la seguridad alimentaria y para la biodiversidad. El 80% de los cultivos y el 90% de las flores silvestres dependen de este servicio ecológico que además es totalmente gratuito.

La solución pasa en primera instancia por prohibir todos los plaguicidas que sean peligrosos para las abejas, empezando por los que 7 prioritarios que Greenpeace identificó en su informe “El declive de las abejas”. Pero la solución definitiva, por lo menos para parte de los problemas que afectan a las abejas, es adoptar un modelo de agricultura ecológica. Justamente en un estudio reciente se concluia que en las fincas ecológicas hay un 34% más de especies animales y vegetales y en particular un 50% más de especies de abejas  (en inglés).

Los apicultores de la AARM han dicho que agricultores y apicultores “(...) deben ir de la mano, esto es una simbiosis, nos beneficiamos mutuamente.” Una gran verdad que no siempre es posible con las prácticas de la agricultura industrial.

Si te sientes indignado con esta situación algo sencillo que puedes hacer para empezar es firmar nuestra petición para salvar a las abejas y a la agricultura. ¡Estate atento también al hashtag #SOSabejas y si vives o conoces una situación similar a esta masacre de Murcia escribenos a y pon en el asunto “MORTANDAD DE ABEJAS EN…”! ¡Gracias!

Luís Ferreirim (@LFerreirim), responsable de la campaña de Agricultura y Transgénicos de Greenpeace España

¿QUÉ PUEDES HACER TU?
- Firma para salvar a las abejas y a la agricultura
- ¡Únete a Greenpeace!