Los océanos son la cuna de la vida. ¿Quién no ha oído esta frase en sus primeras lecciones de ciencias naturales? Es cierto, la vida se originó en ellos, nos proporcionan oxígeno y alimento y son el hogar  del 80% de las especies que existen en nuestro planeta. Nos dejan datos tan asombrosos y curiosos como que el corazón de una ballena azul, el animal más grande que ha existido, es tan grande como un VW Beetle, o que si medimos desde el lecho marino la montaña más alta del mundo no es el Everest (8847m) si no el Mauna Kea (10,200m) en Hawaii. Todo un tesoro digno de ¿proteger?

Todo lo contrario. Lo que hacemos con algo tan valioso es sobreexplotarlo, contaminarlo y acidificarlo. Y dejar datos tan devastadores como que el 90% de los grandes depredadores marinos (como atunes, pez espada o tiburones) han desaparecido, o que diariamente se vierten a los océanos basura equivalente a tres veces el peso de los peces que se capturan.

Si valoramos y además nos parece necesario proteger espacios en tierra, por ejemplo en forma de Parques Naturales, ¿por qué no hacemos los mismo con nuestros mares? Tan sólo el 1% de la superficie marina se encuentra protegida. En tierra, la media es del 13%.

Quizás la inmensidad de los océanos (cubren el 70% de la superficie terrestre) ha jugado en su contra y nos ha parecido que sus recursos son infinitos, que siempre habrá peces que pescar y que pueden soportar toda la basura que les echemos. Pero no es así. Se está llegando peligrosamente al límite y la biodiversidad y los ecosistemas marinos piden a gritos medidas urgentes de protección.

Las Reservas Marinas son una herramienta necesaria para garantizar el futuro de los recursos pesqueros. Al proteger áreas claves para la biodiversidad marina, no sólo estamos ayudando a la conservación de esas especies y ecosistemas, si no también a garantizar el futuro de las comunidades que dependen de la pesca como medio de vida. El propio Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, instó el pasado mes de septiembre a los políticos reunidos en Nueva York para debatir sobre biodiversidad a que “al igual que se ha creado un paquete de medidas urgentes contra la crisis económica se debe crear uno para frenar la pérdida global de biodiversidad ”. Greenpeace ha respondido y propone una red global de Reservas Marinas que cubra el 40% de los mares y océanos.

El 18 de octubre comienza en Nagoya, Japón, la 10ª reunión de la Convención sobre Diversidad Biológica de Naciones Unidas (CBD en sus siglas en inglés). En el marco de esta Convención se fijó el 2010 como objetivo para reducir la tasa de pérdida de biodiversidad. No se ha cumplido. La siguiente fecha clave llegará en 2012 en el que los países firmantes deben haber declarado una red global de aŕeas marinas protegidas. Las propuestas existen y están desde hace tiempo sobre la mesa.
¿Cumplirán esta vez el objetivo?

Elvira Jiménez, campaña de océanos de Greenpeace

- Campaña de Océanos de Greenpeace