Este sitio usa cookies. Si continúas navegando estás aceptando su utilización. Más información

Greenpeace reclama en Fitur el abandono de la destrucción del litoral

Comunicado de prensa - enero 25, 2005
La celebración de la feria de turismo que comienza mañana concentrará en Madrid al sector responsable en gran parte del mal estado del litoral. El turismo de sol y playa basado en el deterioro de la costa lleva cuatro años consecutivos arrojando malos resultados. Para Greenpeace es imprescindible un cambio en el modelo actual que incorpore el respeto al medio ambiente.

Protesta en Calpe, Alicante

Greenpeace ha lanzado un mensaje claro a todos los participantes de FITUR para que dejen de fomentar las prácticas destructivas que están acabando con el litoral español e incluyan el respeto al medio ambiente como su principal activo si quieren que la actividad turística tenga futuro.

A pesar de que, en general, sigue incrementando el número de turistas que visitan nuestras costas cada año, el turismo de sol y playa lleva cuatro años acumulando resultados negativos en cuanto a ocupación y beneficios. Los datos de este verano facilitados por el Instituto de Estudios Turísticos muestran como Galicia, Canarias, Comunidad Valenciana y Euskadi han recibido menos turistas que el año anterior. Aún así, desde el ámbito turístico se siguen proponiendo proyectos que desnaturalizan la costa, sin querer ver que el deterioro del litoral debido a décadas de desarrollo turístico poco o nada planificado es uno de los factores responsables de los malos datos recogidos por el sector.

Los responsables de comunidades autónomas, ayuntamientos y promotores privados reunidos en FITUR deben asumir con urgencia que el futuro del litoral y de la actividad turística están estrechamente unidos. Greenpeace viene denunciando que la relación que mantienen en la actualidad es de parasitismo: el turismo se aprovecha de las ventajas que le ofrece un marco incomparable como la costa española, pero a cambio le corresponde con saturación, contaminación y desnaturalización del litoral. Esto se traduce en la desaparición acelerada de playas y ecosistemas costeros, repercutiendo negativamente en el turismo.

"Hemos entrado en una dinámica de destrucción que debe invertirse completamente. Hay que hacer un análisis serio de la situación y plantearse la necesidad y las consecuencias que acarrean cada nueva obra en el litoral. Si algo está claro es que la destrucción de la costa no ayuda al turismo", ha declarado Juan López de Uralde, Director de Greenpeace.

Greenpeace considera que el estado de la costa es muy preocupante y demanda a la industria turística, uno de los principales agentes implicados, un cambio en su política de actuaciones que implique el abandono de las prácticas que han deteriorado la costa española. También demanda a la Administración central que acometa medidas consensuadas que reparen los daños causados por el turismo, como la aplicación de ecotasas que reviertan en la mejora de la costa. En otro caso será imposible sentar las bases para un turismo sostenible con un futuro a largo plazo.

Los principales problemas detectados por Greenpeace en el litoral son los siguientes:

Saturación urbanística cuyo principal reflejo son los planes urbanísticos de las localidades costeras, que obedecen al monocultivo del cemento impuesto durante cuatro décadas por la industria del turismo de sol y playa. La ausencia de consideraciones relacionadas con la calidad de vida y el necesario cuidado del patrimonio ambiental y cultural a la hora de urbanizar la costa han conducido a situaciones cada vez más frecuentes: litorales erosionados rodeados por barreras artificiales que encajonan e impiden el flujo natural de sedimentos hacia las playas. La costa mediterránea tiene el 34% de su costa urbanizada, y cada día surgen nuevos proyectos de construcción. La costa andaluza, donde se acumulan revisiones de los planes urbanísticos de las localidades costeras para seguir urbanizando, es un fiel exponente de este problema, siendo Marbella el ejemplo más claro del afán especulador de los municipios.

Otro de los problemas a los que se enfrenta el turismo de sol y playa es el exceso de oferta de alojamiento. Es el caso de Baleares, donde se habla de un exceso de entre 10.000 y 50.000 camas y se reconoce que el pasado mes de julio fue el peor en cuanto a ocupación de los últimos 20 años.

Acoso a los espacios naturales del litoral.- Greenpeace ha detectado que la mira del turismo más especulador se dirige a los últimos espacios vírgenes del litoral español. Las inmediaciones de los espacios protegidos comienzan a llenarse de grúas que proliferan en puntos como el Delta del Ebro (Tarragona) o el Cabo de Gata (Almería).El caso del Parque Natural de Calblanque en Murcia es uno de los casos más graves. Allí, el Gobierno de la Región de Murcia intentó "robar" 100 hectáreas del Parque para que una promotora privada, Portmán Golf, pudiera construir un campo de golf. El hecho fue denunciado, entre otros, por Greenpeace. Finalmente, la Dirección General de Medio Ambiente de la Comisión Europea amonestó al Ejecutivo Regional, que decidió cambiar de postura y retirar la propuesta.

Pero no sólo la industria turística es responsable de la destrucción de la costa. En otros puntos de la geografía, tramos de costa en excelente estado junto a zonas turísticas son sacrificados para ubicar innecesarios puertos industriales. Es el caso del Puerto Industrial de Granadilla, proyectado a escasos kilómetros del mayor foco turístico de la isla, que supondrá la destrucción de 10 kilómetros de costa en el sureste de Tenerife. El proyecto acumula tantos intereses que una alianza entre Coalición Canaria y el Partido Popular ha impedido incluso que el Parlamento Canario acepte debatir una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) presentada por 56.000 ciudadanos canarios para proteger este tramo de costa tinerfeña donde se encuentran unas de las mejores playas naturales y praderas submarinas de la Isla.

Contaminación.- Acabar con los vertidos en el litoral debe ser una prioridad para los responsables turísticos en la totalidad de regiones costeras. Un análisis realizado por Greenpeace el año pasado ponía de manifiesto que más del 50% de las localidades costeras vierten directamente al mar las aguas residuales tanto urbanas como industriales sin ningún tipo de depuración. A pesar de estar obligados por la directiva europea de depuración, grandes ciudades como Valencia, San Sebastián o Algeciras todavía no depuran sus aguas residuales. En conjunto, uno de los peores ejemplos es el archipiélago Canario, donde prácticamente todas sus islas presentan graves problemas de vertidos al litoral a pesar de que, paradójicamente, sus playas y costas constituyen su mayor reclamo turístico.

Un simple vistazo al estado de las costas en cada Comunidad Autónoma pone de manifiesto que la situación no es buena, lo que sin duda tiene su reflejo en las preferencias de los turistas. Greenpeace ha detectado una importante diferencia de actitud entre los diferentes gobiernos regionales. En los casos de Asturias, Cataluña o Euskadi, sus administraciones comienzan a ser conscientes del daño causado e intentan mejorar la salud del litoral mediante la redacción de planes de protección costera o luchando contra la contaminación. Sin embargo, otros como Baleares, Canarias, la Comunidad Valenciana, Galicia y Murcia siguen explotando cada metro de su costa sin preocuparse por las consecuencias a largo plazo que esto traerá para el medio ambiente y para el turismo. En un punto intermedio encontramos a Cantabria y Andalucía, que realizan tímidos esfuerzos, aunque claramente insuficientes.

El Ministerio de Medio Ambiente también juega un importante papel en la situación del litoral. Greenpeace reclama al ministerio que ponga en marcha medidas fundamentales para garantizar la protección real de la costa tales como la aplicación rigurosa de la Ley de Costas; la finalización del deslinde (la franja costera que conforma el Dominio Público Marítimo-Terrestre); la recuperación de terrenos pertenecientes al Dominio Público Marítimo-Terrestre y la elaboración de un Plan Nacional de Costas en consenso con las administraciones y todos los agentes sociales implicados. Sin duda estas actuaciones tendrán su reflejo en la industria turística.

"Estamos vendiendo un litoral de mentira: lo promocionamos con imágenes paradisiacas pero lo contaminamos con vertidos, destruimos su equilibrio natural, impedimos que la arena llegue a las playas... Ha llegado la hora de afrontar la realidad antes de que se derrumbe este castillo de naipes y no nos quede costa que disfrutar", ha declarado María José Caballero, responsable de la Campaña de Costas de Greenpeace.

¡Hazte Socio de Greenpeace!

Greenpeace es una organización independiente, que no acepta donaciones ni presiones de gobiernos, partidos políticos o empresas y cuya actividad depende exclusivamente de las aportaciones voluntarias de socios y simpatizantes. Si quieres ayudar a Greenpeace, hazte socio ahora