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Meulaboh recibe por tercera vez la ayuda del Rainbow Warrior

Comunicado de prensa - enero 19, 2005
La operación humanitaria conjunta de Médicos Sin Fronteras y Greenpeace se encuentra ya en Meulaboh, una de las ciudades que más dañadas por el tsunami que arrasó el sureste asiático el pasado mes de diciembre. El Rainbow Warrior, buque insignia de Greenpeace, ha llegado a esta ciudad del norte de Sumatra (Indonesia) tras finalizar el reparto de infraestructura médica, agua y alimentos en la bahía de Lamno.

Greenpeace y Médicos sin fronteras llevando ayuda a los suervivientes del tsunami

Hasta el día 26 de diciembre de 2004 Meulaboh tenía 40.000 habitantes. Esa mañana las olas gigantes devastaron sus playas y llegaron al centro de la ciudad matando a no menos de la mitad de su población.Se estima que el maremoto que arrasó el sureste asiático e incluso llegó la costa oriental de África ha causado al menos 219.000 muertes. Por ello, los supervivientes de Meulaboh son ahora los beneficiarios, por tercer vez, de la ayuda de la operación que Médicos Sin Fronteras y Greenpeace han puesto en marcha y en por la que el Rainbow Warrior salió de Singapur hace ya tres semanas.

La situación en Meulaboh es algo mejor que en las anteriores dos misiones del Rainbow. Ahora hay más botes locales para ayudar en el reparto de la ayuda y la coordinación entre los equipos de Greenpeace, MSF y los propios vecinos ha mejorado sustancialmente en los últimos días, lo que ha redundado en una distribución más eficaz de la ayuda. Esta consiste básicamente en agua potable, depuradoras, tiendas de campaña y medicinas. Y aunque las cosas van algo mejor, todavía queda mucho por hacer. Las carreteras parece que están algo más limpias pero el estado general de destrucción, con escombros y ruinas por todas partes, sigue siendo siendo la tónica general.

En el final de la estancia en Lamno ya se pudo comprobar una mejora en la coordinación entre todos. Así, este lunes el Rainbow Warrior pudo iniciar las labores de descarga nada más llegar a la bahía con dos barcas de pescadores locales ya preparadas según echaba el ancla, con lo que la operación se ha podido completar en menos de dos horas.

Tres miembros del equipo de Greenpeace, Christian, Abby y el doctor de a bordo, Clive, han aprovechado el día para visitar el campamento de desplazados de Lamno y recabar información in situ. El informe que han traído al volver detallaba la espléndida labor de los voluntarios de MSF en Lamno y sus alrededores. Todas las depuradoras de agua que se habían traído desde Krueng Raya ya están operativas y proporcionando agua potable a cuatro campamentos de desplazados. Otros materiales desembarcados desde el buque insignia de Greenpeace han servido para mejorar las infraestructuras hospitalarias y para poner instalar una gran cantidad de letrinas. Esto representa un avance enorme, en especial en la para prevenir la aparición de epidemias. La expedición de Greenpeace está enormemente satisfecha de ver todo este esfuerzo conjunto está dando sus frutos tan rápidamente y beneficiando a tantos damnificados sobre el terreno. Estos logros no hubieran sido posibles si Greenpeace y el Rainbow Warrior no hubieran podido ir allí a prestar su ayuda.

Abby ha pasado el día comprobando los avences en la coordinación entre MSF y Greenpeace y la eficacia del reparto de las donaciones. Él mismo nos cuenta sus impresiones de cuál es la situación en una de las zonas que más de lleno recibió el impacto del desastre: "Cuando íbamos hacia Lamno por la carretera daba igual a qué lado miraras: no quedaba absolutamente nada. Sólo suelos destrozados que te recuerdan que en algún momento aquí había casas. Nuestro guía nos dice que esta era un área muy densamente poblada. Desde la costa hasta muchos metros tierra adentro lo único que queda en pie son tres edificios de cemento semidestrozados. Parece como si no los hubieran acabo de construir: no les queda pintura en las paredes y ladrillos desnudos que aparecen aquí y allí".

Phil, otro de los voluntarios de Greenpeace en esta misión, relata que "las palmeras están empotradas en las pocas paredes de las casas que han resistido. A pesar de todo, me he dado cuenta de que si tú sonríes la gente de aquí te responde rápidamente con otra sonrisa. Así, basta con decir hola para acabar sentado con gente mayor, mujeres y niños que te cuentan sus historias y tú las tuyas. Cuando ya volvíamos, con la lluvia cayendo en gruesas gotas a través de un aire cargado la gente nos gritaba: "¡Gracias!". Muy humildes, sólo pueden sonreir y saludar. Aquí hay un resurgir que aparece a través del desastre, una nueva esperanza".

Por su parte Abby ha comprobado en el terreno el arduo trabajo de MSF: "Cuando llegamos al campamento base nos unimos a uno de los camiones de MSF que va a hacer su ruta de reparto de agua. Le acompañamos hasta un manantial donde llena sus tanques y volvemos con él a la ciudad. Allí nos deja en una pista de badminton, frente a una escuela, donde un grupo de médicos estadounidenses han establecido un servicio médico. Más allá de la escuela se asienta otro campo de desplazados (los desplazados se diferencian de los refugiados en que estos lo están fuera de su país y los primeros dentro de sus propias fronteras) en un terreno donde se jugaba al fútbol. Allí MSF está trabajando para poner una máquina potabilzadora, duchas y retretes.

En el camino de vuelta vemos una escena curiosa. Varios supervivientes están empujando con un jeep a una embarcación y tratan de ponerla en la carretera para poder llevársela y repararla. No me extrañaría que dentro de poco esa barca estuviera arreglada y ayudándonos a llevar la ayuda humanitaria desde el Rainbow hasta las aldeas más remotas".

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