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Postura de Greenpeace ante la solicitud de Endesa e Iberdrola para abrir Garoña hasta 2031

Greenpeace recuerda que la obsoleta central implica un riesgo para las personas y el medio ambiente

Comunicado de prensa - mayo 28, 2014
La organización ecologista pide al Consejo de Seguridad Nuclear que aconseje su desmantelamiento

Protesta de Greenpeace frente a la central nuclear de GaroñaAnte la solicitud de Endesa e Iberdrola, a través de Nuclenor, de una licencia de explotación para la central nuclear de Garoña hasta el año 2031, Greenpeace recuerda que la instalación está cerrada no solo por motivos económicos, sino por problemas de seguridad, por lo que pide que no se dé esta licencia.

La organización ecologista pone de manifiesto que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ya ha exigido diferentes condiciones para la reapertura, lo que avala la pontencial peligrosidad de la central para las personas y el medio ambiente, lo que Greenpeace considera un grave error. Algunas de estas condiciones son relativas a:

  • el diseño,
  • la instalación y puesta en servicio de un nuevo sistema de tratamiento de gases de reserva,
  • las modificaciones sobre el aislamiento de la contención y sus pruebas de fugas,
  • las modificaciones sobre la independencia de los sistemas eléctricos y las modificaciones sobre protección contra incendios,
  • las  modificaciones de diseño asociadas a las mejoras a implantar derivadas de las lecciones aprendidas del accidente de la central nuclear Fukushima Dai-ichi, -
  • la inspección de la vasija, que permita descartar que Garoña puede tener defectos semejantes a los de la vasija de la central nuclear belga de Döel 3,
  • las de inspección de los manguitos de las penetraciones de los mecanismos de accionamiento de las barras de control, de las soldaduras de la vasija, y en general de todos los componentes internos sometidos a la inspección de servicio.


Greenpeace además recuerda que la Confederación Hidrógráfica del Ebro (CHE) exige a Garoña la construcción de torres de refrigeración u operar a menor potencia.

Por todo esto, Greenpeace destaca que no existe procedimiento normativo de seguridad nuclear para saber cuales son los pasos, requerimientos, plazos, etc.. en el procedimiento de elaboración de los dictámenes técnicos necesarios ante una situación tan insólita.  La organización ecologista dice que para otorgar una licencia ampliación de operación a centrales nucleares que vayan a sobrepasar los 40 años de funcionamiento, se debe realizar la solicitud 3 años antes,  algo que es a todas luces imposible. El regulador nuclear no dispone de la normativa para extender una licencia de operación más allá de diez años.

Además, la ampliación de la vida de centrales envejecidas como Garoña conlleva una nueva era de riesgo nuclear, y Garoña, que es la nuclear más antigua de la UE y la quinta más antigua del mundo, supondrá un nuevo riesgo, añadido a los que ya de por sí entrañan las instalaciones nucleares.

Los riesgos derivados del envejecimiento son insalvables, ya que ciertas partes esenciales de los reactores nucleares no pueden ser sustituidas; los reemplazos y las actualizaciones introducen nuevos riesgos debido a las diferencias en la compatibilidad; la pérdida de personal experimentado (en especial aquellos que conocen la planta desde el principio) conduce a la pérdida de unos conocimientos de vital importancia; el aumento del almacenamiento del combustible nuclear gastado también añade riesgos, pero lo más importante es que siempre estaría a la zaga de las normas de seguridad que se establecen como aceptables hoy en día y que deben cumplirse por las nuevas centrales eléctricas.

Por otra parte, Greenpeace aclara que la central de Garoña no es necesaria para la garantía de suministro, de hecho a día de hoy están fuera de operación por distintos motivos las centrales nucleares de Trillo (Guadalajara), Asco I (Tarragona) y Garoña (Burgos), y no hay ninguna incidencia.

Finalmente, Greenpeace señala que en Estados Unidos, hasta el momento, todos los reactores para los que se ha completado esta evaluación hasta los 60 años de vida operativa, han obtenido la prórroga. Sin embargo, tres centrales nucleares (Vermont Yankee, Kewaunee y Crystal River) han sido cerradas recientemente antes de obtener la ampliación de vida debido a los excesivos costes en el contexto de los bajos precios de la electricidad. San Onofre, en California, ha cerrado incluso antes de la ampliación, debido al coste de las reparaciones.

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