En este caso, el NO reiterado, el NO mayoritario que se logró contra el proyecto del Corredor Cultural Chapultepec tal como lo quería imponer el gobierno, sabe a esperanza… a esperanza de que cuando nos unimos, los ciudadanos podemos hacer la diferencia, a esperanza de que nuestra voz comience a ser escuchada, a esperanza de que ya no estamos dispuestos a permanecer callados y pasivos, a esperanza de que podamos ser parte de las decisiones a favor de la construcción de una ciudad más justa, democrática, sostenible y más humana, y aunque aún no sabemos si se va a respetar este NO, sí creemos que este es el principio de una clara demostración del poder de la gente.
El sábado 5 de diciembre cientos de personas salimos a la calle por la defensa de la Ciudad de México y para demostrar de forma pacífica nuestro rechazo al urbanismo depredador que pretende imponerse en la ciudad a costa del medio ambiente y de la participación pública.
Unidos bajo el lema de ¡Así NO!, una multiplicidad de voces nos manifestamos contra la política urbana actual que se materializa en proyectos de gran envergadura diseñados sin la participación democrática e informada de la ciudadanía (autopistas, centros comerciales, puentes). La falta de información objetiva y lo limitados canales de participación de los ciudadanos son el caldo de cultivo ideal para que se imponga un modelo de ciudad insostenible desde el punto de ambiental y sin contrapesos ciudadanos. Por ello es clave la participación activa si queremos transformar las ciudades mexicanas en lugares sostenibles, equitativos, limpios y diseñados a escala de la gente.
La marcha del ¡Así NO! y el rechazo al controvertido proyecto de construcción del “corredor cultural Chapultepec-Zona Rosa” al día siguiente demuestra que articulando las causas y uniendo fuerzas es posible transmitir un mensaje de rechazo que debe servir para que las autoridades replanteen la forma de involucrar a vecinos, expertos, académicos y ambientalistas en el rumbo que debe tomar el desarrollo de las ciudades.
