Hace unos días nos llegó una carta firmada por 200 estudiantes e investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) preocupados por la tierra sagrada de Wirikuta, en el Estado de San Luis Potosí.

Wirikuta es el lugar donde el pueblo Wixárika (huichol) ha peregrinado desde cientos de años para retomar los pasos de sus ancestros desde la creación del mundo y del universo. Esta tierra “es matriz de la lluvia y de la fertilidad” y el lugar donde nació el sol de acuerdo a las creencias de los wixaritari.

Para cualquier visitante, la majestuosidad de sus paisajes y el murmullo de los vientos que barren sus llanuras hacen de Wirikuta una mezcla mágica de espiritualidad y naturaleza.

Este santuario a cielo abierto es también una zona ecológica de primera importancia para la biodiversidad: su ecosistema único pertenece a la Sierra del Real del Catorce y al desierto Coronado. Constituye una de las principales zonas megadiversas de México y se distingue, entre otras cosas, por su diversidad de cactáceas, reptiles y aves; particularmente el Águila Real, especie emblema de la nación e inscrita a la lista del programa nacional de conservación de especies prioritarias.

Por todas estas razones, en 1999, Wirikuta fue sumada por la UNESCO a la red de los 14 sitios sagrados más importantes del mundo siendo candidata también para obtener el nombramiento de patrimonio de la humanidad. Además, la mayor parte de su territorio cuenta con un Plan de Manejo de Área Natural Protegida.

 

 

 

¿Por qué preocuparse entonces?

Este tesoro espiritual y ecológico está en grave peligro por las 22 concesiones mineras otorgadas a la compañía canadiense First Majestic Silver Corporation, quién pretende extraer plata en la zona. La trasnacional ya está realizando estudios de impacto ambiental, paso previo a la explotación del metal.

A esta amenaza se suman las actividades también mineras de la empresa Golondrina S.A. de C.V., filial de la empresa canadiense West Timmins Mining, en búsqueda de oro.

La utilización de cianuro y otros componentes tóxicos que implican este tipo de minería es altamente dañina para la fauna y flora presente en la región. De manera general, estos mega-proyectos mineros cambiarían para siempre a este santuario, dañando a su entorno y ensuciando sus entrañas.

Para apoyar a esta iniciativa de estudiantes y profesores de la UNAM preocupados por Wirikuta, te invitamos a que leas y difundas la carta.

Para conocer más sobre la defensa de Wirikuta te invitamos a que entres a la página: frenteendefensadewirikuta.org

Foto: Salvemos Wirikuta / desinformemonos.org

Pierre Terras, coordinador de la campaña Tóxicos