Mi nombre es Daniela y soy de Morelia. Me uní a Greenpeace como socia cuando un chico de recaudación de fondos me platicó sobre el trabajo que hace la organización y a partir de eso seguí más de cerca las campañas que trabajan. Por esta razón participé y resulté ganadora en la dinámica que organizaron Greenpeace y Nomad Republic por un viaje de voluntariado al fondo de la Sierra Gorda. Ahora quiero compartir con ustedes  todo sobre mi experiencia.

El primer día me recibió el Grupo Ecológico Sierra Gorda, una comunidad que logró que la Reserva de la Biosfera  de la Sierra Gorda se incluyera en la Red Mundial de Reservas de la UNESCO. Ellos se encargan de cuidar y mantener el bosque, porque antes había mucha tala sin regulación lo que empezó a destruir los recursos naturales de la zona y también generó más pobreza. Sin embargo, gracias a la comunidad, pudieron recuperar, mantener y generar trabajo a la gente local.

Me hospedé en una de las 8 cabañas de la reserva. Aquí no permiten construir más cabañas para evitar que llegue mucha gente o turismo depredador y así asegurar el cuidado del bosque. Las cabañas están hechas de paja y barra,  el olor me hizo sentir conectada con un hogar, lleno de vida por todas partes.

Al siguiente día me llevaron a la “Ruta del Sabor”, donde encontramos pequeñas fonditas que la comunidad ayudó a construir con el fin de apoyar a la gente que cocina. En estos lugares venden todos los platillos típicos mexicanos y les recomiendo las quesadillas de hongos, también pueden ir con ellos a cosechar tus propios hongos, lo que es increíble.

Una de las cosas que más me impresionó fue conocer Tonatico, una región donde se hace agricultura ecológica. Recorrí los huertos de diferentes frutas; probé la fresa y el sabor es muy diferente, muy rico, jugoso y dulce, la diferencia entre los alimentos que vienen de la mano de un huerto orgánico y responsable es increíble por su sabor, además apoyas a la gente al comprar estos alimentos.  De igual manera tienen un profundo respeto hacia los animales, porque enseñan a la gente cómo domar caballos de forma natural y sin violencia, con una buena alimentación y haciendo fertilizante con las heces de estos nobles animales.

En esta reserva también existen muchos animales en peligro de extinción: Hay felinos hermosos que puedes imaginarte sueltos en el cañón del Río Santa María, como el imponente jaguar pantera. Algunas veces, los habitantes de la comunidad tienen pérdidas con los animales que llegan a cazar los felinos, pero cuando esto pasa, el Grupo Ecológico de la Sierra Gorda les regresa el dinero del valor del animal para evitar que la gente busque alguna represalia con una especie en peligro de extinción. Lo más importante es enseñar a la población sobre la riqueza natural de su tierra.

Lo que más me gustó fue estar con las personas, desde que llegué su sonrisa me hizo sentir segura, siempre me hicieron sentir con confianza y feliz. Me encanta el trabajo que realizan para poder proteger una región tan hermosa y lo mejor es que comparten con todo este conocimiento para cuidar nuestro planeta.

Agradezco a Greenpeace y  Nomad Republic por hacer posible esta aventura, fue una experiencia para todos mis sentidos,  y me doy cuenta que vivir en comunidad hace más grande y fuerte nuestra conciencia y comprensión de la naturaleza.