Los trabajos y negociaciones sobre cambio climático programadas en Marruecos durante la COP22 se vieron ayer intermitentemente interrumpidas para seguir las elecciones en los Estados Unidos, el segundo país que más emisiones contaminantes libera a la atmósfera. El estupor reinó conforme se conocieron los resultados.}

Si bien Estados Unidos no puede retirarse de los Acuerdos de París antes de tres años, muchos ciudadanos en todo el mundo están preocupados por las decisiones que este país podría tomar en relación al cambio climático. El margen de tiempo que tenemos como especie responsable de este fenómeno para reducir la cantidad de gases que calientan al planeta es muy corto: cada mes de 2016 ha sido el más caliente de la historia. Urge tomar acciones contundentes, difíciles y valientes para dejar de quemar combustibles fósiles para prevenir un desastre de proporciones inimaginables. 

No son pocos los que temen que con ese nuevo liderazgo Estados Unidos podría bloquear los avances de los Acuerdos de París, lo que sería una pésima noticia para el medio ambiente y para la Humanidad.

Por suerte, el futuro no depende sólo de un país o de un político. De hecho, depende, hoy más que nunca, de todos y cada uno de nosotros. La vida en el planeta es tan importante que ya no podemos dejarla en las manos de los políticos ni de las corporaciones. Tenemos  que tomar en nuestras manos el cuidado del clima del que dependemos para vivir. Como diría Gandhi: tenemos que ser el cambio que queremos para el mundo.

Hoy, antes que llamar a la angustia o a la calma, es momento de levantarnos a la acción. Hoy, tenemos que comenzar a cambiar nuestros hábitos para reducir las emisiones contaminantes de cada uno de nosotros.

Juntos podemos y haremos una diferencia. 

No estamos solos: estamos junto a los millones de personas que no quieren abandonar sus islas que se hundirán si los hielos polares siguen derritiéndose. Estamos junto a los millones de seres que podrían perderlo todo en las costas de todo el planeta. Estamos hombro a hombro junto a todos los europeos que podrían perder su casa si se detiene el flujo de aire caliente que previene el congelamiento de toda esa región. Estamos junto a los miles de millones de personas que podríamos sufrir hambre por la pérdida masiva de cosechas. Estamos junto a millones de científicos, astrofísicos, astronautas, biólogos, médicos, ingenieros agrícolas y forestales, oceanógrafos que aman la naturaleza y que con una tristeza indescriptible han venido presenciando su destrucción.

Hoy, la incertidumbre sobre el futuro está tejiendo una invisible red global en la que todos estamos conectados. Los ecologistas ya no estamos solos.

Superando idiomas y fronteras, ideologías, religiones, diferencias culturales, los humanos estamos unidos en la preocupación por nuestro hogar común; nuestro pequeño, frágil y hermoso planeta azul.

Hoy es el día en que más que preocuparnos, tenemos que ocuparnos. Hoy es el día en que todo tiene que empezar a cambiar, para que mantengamos posible la vida humana sobre el pĺaneta. 

Empecemos ya, no tenemos más tiempo que perder:
 
- Exijamos transporte público de calidad en todas las zonas metropolitanas de México. Con buen transporte podremos reducir el uso del auto a lo indispensable.
- Caminemos y pedaleemos más. Es saludable y entre más personas lo hacemos ¡más seguro es para todos!
- ¡Vivamos cerca! Así disminuiremos cantidad y distancia de viajes motorizados

*Areli Carreón es asesora de movilidad para la campaña de Megaciudades de Greenpeace México.