Blog por Alejandro Portillo

Voluntario de Greenpeace Chihuahua 

Como siempre en verano, la tarde Chihuahuense era sumamente calurosa, rozando los 37 grados centígrados, el calor era nuestro principal enemigo… ¿nuestro objetivo del día? Realizar la actividad “grinpicera” que consistía en llevar a cabo el concurso del platillo más ecológico, la difusión estaba hecha, era hoy, el gran día había llegado.

Como parte de la planeación llegamos una hora y media antes del inicio, el lugar estaba listo, y nosotros (los voluntarios) dispuestos a todo. Realizamos tareas tales como acomodar mesas, sillas, poner carpas, y un largo etcétera. La hora nos dio, ya eran las 3 de la tarde, todos estábamos en posición, los participantes, platillos servidos, jurado, invitados, todo… ¡entonces arrancó! Nos presentamos uno a uno, la interacción con las personas evitó que el intenso calor nos distrajera.

Cada participante pasó al frente y tomó la palabra para explicar en qué consistían sus creaciones, se notó que el empeño que usaron fue inmenso, la convivencia entre nuestro grupo local y las personas fue asombrosa, a un nivel inesperado, esto fue una muestra del compromiso que las personas tienen con la buena alimentación, el ambiente y los buenos ideales, fue muy grato observar eso.

Comenzaron los Jueces a probar platillo a platillo, desde postres, ensaladas, enchiladas, ceviche de alcachofa, hasta un rico chorizo de manzana… durante estos momentos de degustación por parte de los jueces, la tensión creció a tal grado que parecía que se podía cortar con un cuchillo como si fuera mantequilla, las gotas de sudor en las personas se detenían a contemplar el semblante de los Jueces para saber si les había o no gustado… los platillos lucían suculentos, había aproximadamente 25, pero ¿sabrían igual de excelsos a como se veían? Esos minutos de tensión pasaron, los jueces darían el veredicto al final del día… entonces la convivencia se reanimó y comenzó una nueva etapa de degustación, todos comieron de los platillos de todos, las pláticas entre las personas y los voluntarios hacían parecer que todos éramos viejos y buenos amigos, el ambiente sano y genial que se respiraba ahora hicieron que milagrosamente el calor desapareciera.

¡DING DONG! La campana había sonado, era el momento de mencionar al ganador, nuestro compañero encargado de decir el nombre de esa, hasta ahora, misteriosa persona se preparaba para mencionarlo; EL GANADOR ES… (La tensión aumentó de nuevo) ¡FERNANDO PEÑA!

Entre aplausos, el vencedor del concurso se levantó de su lugar, caminó a donde estábamos los voluntarios y orgulloso, recibió su reconocimiento bien merecido. Así es, después de semanas de planeación, estrés para nuestro grupo local, al fin teníamos a un ganador… y con mucha razón, su nieve de manzana y chorizo de manzana fueron excepcionales.

Cada platillo fue épico, creativo y muy delicioso, cada participante y voluntario obtuvo su reconocimiento y la oportunidad de vivir una experiencia culinaria única.

Mi experiencia como voluntario en el concurso de EL PLATILLO MÁS ECOLÓGICO.