Al igual que el movimiento mundial para Salvar el Ártico, los fans del Gran Premio de Fórmula Uno son personas de  todo tipo y de distintas partes del mundo. Lo sé porque desde joven  soy un gran fan de este deporte.

¿Es posible que una activista que dedicó toda su vida a la justicia ambiental y social pueda albergar un amor secreto por las carreras? Me gusta pensar que todos abrazamos la diversidad y celebramos los diferentes puntos de vista. De hecho, apuesto a que hoy hay un montón de ecologistas en las tribunas de la F1, ¡así como existen muchos fans secretos de F1 en Greenpeace!

Mi interés en la F1 comenzó hace tiempo gracias a un compañero de piso que era un gran fanático, tanto que a veces se levantaba a las 2 am sólo para verla. En poco tiempo las carreras también me conquistaron.  Es por este motivo que siento respeto y admiración  por  la tecnología, deportividad e innovación que hacen al corazón del Gran Premio de Fórmula Uno.

Sin embargo, hay algo que no puedo respetar y es lo que Shell, el patrocinador del evento, está haciendo al Ártico. Lejos de liderar un legado de victoria, Shell ha estado a la cabeza de la carrera por los combustibles fósiles en todo el mundo: desde el fracking en mi Sudáfrica natal,  pasando por el petróleo derramado en el Delta del Níger, a la devastación de comunidades indígenas  en las arenas bituminosas de Canadá y - por último, pero no menos importante – el riesgo al que exponen al planeta con el objetivo de llegar al a las reservas de petrolero del Ártico, gracias a que el deshielo permite su acceso.

Shell ha demostrado una y otra vez que está dispuesto a tomar atajos y sortear las curvas más peligrosas de la carrera por las últimas gotas de petróleo en el planeta.

Pero mientras Shell acelera en una curva cerrada con frenos defectuosos, el resto de nosotros estamos en una carrera diferente: la carrera para proteger el Ártico de un derrame de petróleo que sin dudas devastaría esta frágil región. Todo piloto sabe que si en la pista de carreras se derrama aceite, un desastre es inevitable, del mismo modo que una filtración de petróleo en el Ártico sería catastrófica.

Científicos afirman que la situación en el Ártico se está fuera de control. A medida que el planeta se calienta y el hielo se derrite, Shell y otras empresas tienen por objetivo perforar en búsqueda de más petróleo, que es precisamente el combustible que calienta el planeta y derrite nuestros hielos. Es un círculo vicioso, la locura y la codicia en su peor faceta, y nosotros tenemos que detenerlo.

La vida en la tierra depende de la capa de hielo del Ártico porque los rayos de sol se reflejan en ella y rebotan de vuelta al espacio, de esta manera el clima del planeta se estabiliza. Sin ella, nos enfrentamos a un mundo muy diferente. Es por esto que en el último año, casi cuatro millones de personas de todo el mundo se han unido al movimiento para salvar el Ártico, y para hacer frente a Shell y otras compañías que se pelean por un pedazo de la torta.

Este no es el tipo de negocio que hace que una empresa merezca un lugar en el podio. Pero juntos podemos asegurarnos de que salga a la luz la verdad sobre los sucios negocios de Shell en el Ártico.

Únete a nosotros para decirle a Shell que el Ártico no es su pista de pruebas. Dile a Shell que se puede amar tanto a osos polares como a la F1. Si trabajamos juntos, podemos salvar el Ártico y evitar el catastrófico cambio climático.