Hoy se cumplen 2 meses de la trágica explosión en el complejo petroquímico de Pajaritos, operado por Pemex y Mexichem, la cual dejó un saldo de 32 muertos (QEPD) y cientos de heridos. Este estudio que describimos y realizamos es una pequeña aportación, que aún con recursos limitados hicimos primero, y por un lado, con el objetivo de honrar la memoria de las víctimas mortales y heridos provocados por la explosión del 20 de abril. Nuevamente extendemos nuestro más sentido pésame hacia sus familias y amigos.

A ellos y ellas les enviamos toda nuestra solidaridad y deseos de que pronto puedan hallar consuelo y recibir la justicia que se merecen. Segundo, este estudio lo hacemos en nombre del derecho que todas y todos debemos tener y en este caso principalmente la gente de Veracruz que hace su vida diaria en las inmediaciones de esta bomba de Tóxicos fabricada por Mexichem y Pemex. Se trata de los resultados de diez muestreos que realizamos al agua y tierra los días 23 y 24 de abril en las inmediaciones del complejo Pajaritos de Pemex y Mexichem.

El otro objetivo de esta actividad fue documentar y comprobar que Pemex y Mexichem liberaron sustancias tóxicas con capacidad de afectar gravemente a los seres humanos y al medio ambiente… y lo peor, estas mismas empresas paraestatal y privada han tratado de ocultar la información.

De las muestras tomadas y analizadas en nuestros Laboratorios de Investigación en la Universidad de Esex, Inglaterra, la que arrojó resultados más alarmantes de presencia de tóxicos tras la explosión es  precisamente la del agua proveniente de una de las tuberías del complejo Pajaritos, tubería que desecha decenas de químicos extremadamente tóxicos en el caudal del Río Teapa.  Hallamos al menos 59 químicos orgánicos aislados, entre ellos algunas consideradas extremadamente preocupantes para el ambiente y la salud de las personas al ser catalogados como posibles cancerígenos. Estas sustancias prácticamente carecen de regulación en México y fueron encontradas en concentraciones superiores a lo permitido por la normatividad de Estados Unidos.

De las distintas sustancias, el químico más predominante es el Dicloruro de Etileno (EDC, por sus siglas en inglés), sustancia catalogada como posible cancerígeno por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC)  y los servicios de salud de los Estados Unidos. Las concentraciones halladas de EDC superan de 10 a 28 veces los límites que establece Estados Unidos (3) respecto a  las aguas residuales que vierte el sector de los plásticos.

La sola presencia en esas cantidades de EDC constituye una revelación alarmante de este estudio ya que su inhalación o ingestión puede afectar el sistema nervioso central, al hígado, los riñones, los pulmones y al sistema cardiovascular en los seres humanos.

Además, la producción de EDC comúnmente resulta en la generación de residuos de destilación de tóxicos clorados, que son llamados residuos pesados y se encuentran contaminados con policlorados, dioxinas y furanos. Lo más grave es que ni Pemex ni Mexichem estén obligados a medir y reportar la descarga de estas sustancias.

El hallazgo de niveles altísimos de sustancias extremadamente tóxicas como el Dicloruro de Etileno en el tubo de descarga de Mexichem y Pemex es muy grave porque se trata de químicos que como ya explicamos conllevan daños a la salud no solo de los seres vivos que entran en contacto con ellos en el ecosistema acuático sino también en los trabajadores que todos los días laboran con este tipo de sustancias.

Con este reporte demostramos que Pemex y Mexichem seguirían envenenando lentamente a la población deliberadamente con descargas cotidianas en los cuerpos de agua de químicos tóxicos peligrosos tal y como lo denunciamos por primera vez ¡hace 15 años!

Los EDC que encontramos pudieron prevenir de la explosión, lo cual es gravísimo, pero también podría tratarse de descargas rutinarias de estas empresas, lo que es aún peor, o incluso una combinación de ambas. Los hechos son que estos químicos están ahí y vienen, sin duda alguna, de Pemex y Mexichem. Estas industrias deben eliminar el uso de compuestos tóxicos porque son un peligro permanente.

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