Todas las personas que habitamos o transitamos por la Ciudad de México sufrimos en los últimos días los estragos de la contingencia ambiental, fenómeno que no ocurría en casi 15 años. Un cielo nublado por el smog no se puede desestimar y mucho menos ignorar.

Ocasionado por todas las personas que liberamos más gases contaminantes de lo que nuestro espacio natural puede manejar.

La solución está en quienes hacen algo al respecto. Con gran agrado, el sábado 19 de marzo voluntarios de Greenpeace CDMX nos unimos a la Hora del Planeta, pudimos ver (y ser parte de) miles de personas alrededor del mundo que buscan una solución a las catástrofes climáticas. Una centena de estudiantes de nivel universitario nos invitó a participar con actividades planeadas en el Monumento a la Revolución para promover la cultura de protección a nuestro planeta, ver las herramientas que hay y a quienes están desarrollando más. Participamos hablando de Greenpeace, dando un taller de semillas, informando sobre la situación de biodiversidad en nuestro país y pintando en la oscuridad.

Antes del apagón por la Hora del Planeta, scouts, quinceañeras y hasta una pareja de recién casados disfrutaban de la explanada del Monumento a la Revolución, uno de los espacios icónicos de nuestra ciudad que se unen al llamado internacional de apagar las luces por espacio de una hora. Oportunidad en la que podemos reafirmar nuestro compromiso con nuestro planeta, convertirnos en agentes de cambio y desplegar los recursos a nuestro alcance para un mejor futuro, sin más contingencias, sin cambio climático catastrófico.

20:30 horas en punto. El Monumento a la Revolución, así como muchos otros en la ciudad y el mundo, apagó sus luces principales y se tornó oscuro, como un faro a la inversa mandando un mensaje de esperanza a nuestro planeta. Un grito de emoción corrió por la plaza y la gente se llenó de felicidad al verse entre más agentes de cambio, compañeros y compañeras que desean construir ese futuro verde.

La hora terminó muy rápido. El día se pierde entre muchos del año. Pero el compromiso, el deseo de hacer más y la alegría de ver a más gente trabajando por un mismo objetivo. Ésa es la meta de la “Hora del Planeta” donde los corazones fuertes brillan más que la flama que destruye nuestro mundo.

"La esperanza es ser capaz de ver que hay una luz a pesar de toda la oscuridad."—Desmond