Mucho tiempo de mi vida tuve un trabajo de oficina y sé que sin darnos cuenta vamos envolviéndonos en la rutina no saludable del sedentarismo y la mala alimentación. A continuación describiré algunas situaciones típicas del oficinista promedio, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Pero ojo, si te identificas puede haber una solución.

6 am

Despiertas como cada día lo más temprano posible para luego de manera casi mecánica darte una ducha, vestirte, coger las llaves y salir lo más deprisa posible; de está manera si cuentas con suerte y no hay un accidente o manifestación podrás evitar el tránsito de la mañana.

8 am

Cuando por fin llegas a tu destino arranca tu batalla de mails; después de 3 horas de trabajo continuo comienzas a dispersarte y te es cada vez más difícil concentrarte; ahí es cuando te das cuenta que tienes hambre porque claro está no desayunaste, si corres con suerte y no tienes una junta bajas por unas galletas y un café, de lo contrario tendrás que esperar a la hora de la comida para darle gusto a tu cuerpo.

1 pm

Llevas más de 5 horas sentado y trabajando, ¡por fin llegó tu hora de liberación! Te toca una larga fila en el comedor por lo que apenas cuentas con media hora para comer, engulles con hambre desesperada hasta el último bocado para luego sentir una gran inflamación, pesadez y hasta algo de sueño, te quedan 10 minutos para estirarte y regresar a resolver un par de pendientes.

4 pm

Pasan las horas y no dejas de sentirte cansado, otra vez lo que te saca de tu concentración es un antojo enorme de comer, bajas y compras unas papas las cuales se terminan en menos de 3 minutos, no te sació de todo pero algo es algo.

6 pm

Llega la hora de la salida ¡Ojalá no te toque tráfico!, lo que más quieres es llegar a casa para descansar y poder comer algo. Ya en casa te miras al espejo y te notas con ojeras, sigues inflamado y recuerdas que no has podido ir al baño, también tienes un poco de dolor de cabeza y tu postura refleja el paso de las horas y el poco cuidado que le diste a tu cuerpo en la jornada del día.

Todos tenemos el poder de sentirnos mejor, si tu rutina es parecida a lo que acabo de describir, entonces te tengo buenas noticias: te puedes sentir mejor y depende de ti.

Comienza con un desayuno ligero pero completo, no tiene que ser una preparación complicada, te tomará menos de 3 minutos coger: 1 manzana + un yoghurt para beber + 1/2 taza de Cheerios de avena.

Muévete lo más posible, planea hacer una caminata de 15 minutos antes de empezar a trabajar, otra después de comer y cierra tu día con otra más cuanto llegues a tu casa, te lo aseguro notarás la diferencia.

Hídratate a lo largo del día, si no tomas agua no ayudas a tu cuerpo a deshechar todo lo que no necesitas.

Mastica bien los alimentos, al menos como ejercicio intenta contar al menos 20 masticaciones, tu digestión mejorará y evitarás comer en exceso.

Ahora ya sabes depende de ti romper con la rutina destructiva del ambiente laboral.

Blog tomado de Nutrivive.mx