México y Estados Unidos firmaron un tratado para explorar yacimientos transfronterizos en aguas profundas del Golfo de México, a pesar del alto riesgo que representa buscar hidrocarburos a más de tres mil metros de profundidad.

Apostarle al petróleo de difícil extracción y alto costo representa un despilfarro de recursos públicos. La perforación de un solo pozo en la región  fronteriza, significa para Pemex un endeudamiento adicional de más de 150 millones de dólares.

Actualmente, la inversión total en la renta de cinco plataformas petroleras para aguas profundas equivale a 40,685 millones de pesos, este monto es 40 por ciento mayor al presupuesto asignado a la UNAM en 2011, dinero que bien podría canalizarse a educación o combate a la pobreza.

Sumado a esto, cada derrame de aceite en alta mar trastorna el ecosistema, lo que provoca perturbaciones ecológicas, algunas temporales, otras irremediables. A un mes de haber ocurrido el derrame petrolero de la British Petroleum (BP) en el Golfo de México, se había calculado en 3,000 millones de dólares el costo por su limpieza y a un año del desastre, 80 por ciento del crudo vertido en el mar no se había recuperado.

BP alegó que sólo se vertían 1,000 barriles al día, sin embargo, la cifra real se estima en por lo menos 62 mil barriles diarios: un total de 4,9 millones de barriles durante los casi tres meses que BP tardó en sellar las fugas en el pozo. Una clara muestra de la inseguridad y opacidad con la que opera la industria petrolera.

En nuestro país, Pemex tiene un amplio historial de derrames petroleros en las costas de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco y Campeche y ahora, con los planes de exploración de aguas profundas en las costas del Golfo de México, se incrementa la incertidumbre por los daños que puede provocar esta industria del lado mexicano.

Si bien es cierto que la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) ha emitido y promulgado procedimientos y requerimientos en materia de seguridad industrial, para la realización de la exploración y explotación de hidrocarburos en aguas profundas; aún no existe la experiencia ni la capacidad técnica para hacer frente a un escenario de desastre como el ocurrido en el Golfo de México. Este es el escenario en el que se firma este tratado transfronterizo, un escenario en el que el medio ambiente queda atrapado y sin salida.

Beatriz Olivera, coordinadora de la campaña de Clima y energía