Greenpeace / Agustín MartínezLa semana pasada se publicó en diversos medios españoles la noticia de que Hansa Urbana, promotora del proyecto Cabo Cortés, cedió sus propiedades en México a la Caja de Ahorro del Mediterráneo (CAM) para saldar una deuda de 114 millones de euros. Con esto, Hansa Urbana  pagó la mitad de la deuda que tiene con la CAM, y para ello tuvo que ceder los terrenos de Cabo Cortés en Baja California Sur y de Novo Cancún en Quintana Roo.

El cinismo de esto es que la CAM, la cual toma el control sobre Cabo Cortés (en las inmediaciones del Área Natural Protegida de Cabo Pulmo) y Novo Cancún, está también en bancarrota, y por ello se encuentra en manos del Banco de España desde julio de este año.

A partir de que el banco de España tomó el control de la CAM han salido a la luz diversos escándalos de corrupción, entre ellos que durante el primer semestre del año la CAM había perdido 1,136 millones de euros, la falta de auditorías, los casi 13 millones de euros de prejubilación para cinco ex directivos, la pensión vitalicia de 370 mil euros que se puso la ex directora de la CAM, María Dolores Amóros, quien tras ser despedida por diversas irregularidades ya está siendo investigada por la Fiscalía Anticorrupción del gobierno Español.

La constante en los diarios españoles desde julio han sido los diversos escándalos de despilfarro y corrupción de la CAM, y ahora los proyectos de Cabo Cortés y Novo Cancún entran a esta nube de corrupción, pues desde hace tiempo la CAM ha tenido participación con Hansa Urbana. Es lamentable que el banco de España haya tenido que dar 2,800 millones de euros a la CAM para asegurar los ahorros de miles de personas mientras los directivos habían saqueado la entidad financiera. Hasta ahora nadie ha ido a prisión.

Por su parte el gobierno mexicano ha facilitado todo a Hansa Urbana para que especulen con nuestros recursos naturales. Desde ProMéxico, el secretario de economía Bruno Ferrari, el exgobernador de BCS, Narciso Agúndez, y la Semarnat. Esta última se ha empeñado en facilitarle el camino a Hansa dando autorizaciones en materia ambiental, en vez de defender el medio ambiente, y así han puesto en las manos de especuladores inversionistas las costas de nuestro país poniendo en riesgo al arrecife coralino más saludable del planeta: Cabo Pulmo.

Por lo anterior Greenpeace y otras organizaciones hemos pedido al banco de España y a los directivos de la CAM, que se investigue a fondo las cuentas de Hansa Urbana y se actué en consecuencia. Así mismo seguimos insistiendo al gobierno mexicano que cancele la autorización de Cabo Cortés.

Alejandro Olivera, coordinador de la campaña de Oceános y costas