Nunca dejo de aprender de los más pequeños, de esas personitas que son, ni más ni menos, el futuro de este planeta. A veces los adultos complicamos las cosas y olvidamos que las respuestas son sencillas si nos hacemos las preguntas adecuadas.

Me gustaría compartir con ustedes mi último y más grato aprendizaje, uno que además, es el más inspirador ejemplo de activismo y de heroicidad que he conocido.

“Si solo quedáramos cien humanos, ¿la vaquita marina nos ayudaría?” Esa fue la pregunta que plantearon los alumnos de cuarto grado de la Escuela Lomas Altas en la Ciudad de México.

Para los pequeños la respuesta fue tan obvia que empezaron toda una campaña para recaudar fondos y proteger a la vaquita marina.

Se informaron (saben más de la vaquita marina que muchos de nosotros), consiguieron entrevistas y reportajes en medios, contactaron a varias ONG’s como WWF o Greenpeace, y recabaron más de 70.000 pesos a través de la plataforma de Fondeadora.

Y ésta es solo una de las varias iniciativas escolares que han apoyado a la campaña de vaquita marina. El colegio Monte Sinaí apoyó en la grabación del emotivo video de celebración que lanzamos cuando Enrique Peña Nieto decidió ampliar la zona de protección de la vaqutia y prohibir durante dos años el uso de las redes que la amenazan. Y recientemente conocimos la iniciativa de recaudación de fondos que lideraron los niños del Colegio Olinca.

Hoy tuve la suerte de conocer a algunos de ellos, y lo más sorprendente es que insisten en agradecer, agradecer a Greenpeace, agradecer a los medios, agradecer a todos los que tuvimos la suerte de toparnos con su ilusión y motivación.

Pero la realidad es que su acción desinteresada es tan sumamente inspiradora y heroica que me gustaría aprovechar el día de hoy, Día Mundial de los Océanos, para agradecerles a ellos por todo lo que han hecho:

Por llenarnos de energía, por darnos esperanza, por creer en un futuro mejor y sobre todo, ¡por ayudarnos a proteger a la vaquita marina!

Sigue su ejemplo y actúa aquí