Hace seis años, la multinacional Trafigura compró grandes cantidades de gasolina sin refinar a PMI, el brazo comercial de Pemex, la empresa dedicada al manejo de hidrocarburos en México. Dicha gasolina fue embarcada a Estados Unidos y fue refinada a través de un proceso industrial llamado lavado cáustico, a bordo de un barco conocido como Probo Koala, en el Mar Mediterráneo.

Una noche de agosto de 2006, los residuos que se generaron del lavado cáustico se vertieron en al menos 18 diferentes lugares en la ciudad de Abidjan, Costa de Marfil. Este residuo fue arrojado cerca de casas, lugares de trabajo, escuelas y campos de cultivo. Los más de 3.5 millones de habitantes de Abidjan se vieron envueltos en un terrible olor. Varios testigos los describieron como un hedor grueso, sofocante –como el que surge de cuando los huevos se pudren- mezcla de ajo, gas y petróleo.

Los centros de salud llegaron al máximo de su capacidad. Más de 100 000 personas recibieron atención médica, según registros oficiales; las autoridades nacionales informaron que entre 15 y 17 personas murieron.

Esta compañía fue consciente de que los residuos generados por el lavado cáustico que se llevó a cabo en el Probo Koala eran peligrosos y cuya eliminación tenía  un alto costo.

A seis años de lo ocurrido, Greenpeace y Amnistía Internacional están dando a conocer un informe llamado “La verdad tóxica”, que detalla sobre el incidente que nunca se concluyó. Y en el que se hace un llamado para que el gobierno de Reino Unido inicie una investigación criminal sobre las acciones de Trafigura, con el objetivo de que las víctimas reciban la debida justicia y acción internacional, pero sobre todo para asegurar que este tipo de incidentes no vuelvan a suceder.

“La verdad tóxica” es el resultado de una profunda investigación de tres años que analiza la trágica letanía de fracasos que crearon el desastre médico, político y ambiental. Es una historia de crimen corporativo, donde el abuso a los derechos humanos y el fracaso de los gobiernos para proteger a la personas y al medio ambiente se ponen en evidencia.

Es una historia que expone como los sistemas para hacer cumplir el derecho internacional no han podido contrarrestar el poder económico de las empresas que operan a escala trasnacional y cómo una empresa ha sido capaz de aprovechar al máximo las incertidumbres jurídicas y las lagunas jurisdiccionales que han tenido consecuencias devastadoras.

Con el tratamiento médico y el tiempo, los síntomas han disminuido, pero el temor ha quedado marcado en las vidas de muchos ciudadanos del pueblo de Côte d'Ivoire, que siguen sin saber qué había exactamente en los residuos.

Estos residuos tóxicos habían sido exportados ilegalmente de Europa, de manera que numerosas leyes –tanto nacionales como internacionales- fueron ignoradas para que hayan tenido a Abidjan como destino final.

Trafigura ha invertido más de $ 300 millones de dólares tratando de evadir a la justicia después del vertido. Lo irónico del asunto es que con esa cantidad, la empresa pudo haber pagado por la adecuada eliminación de los desechos tóxicos hasta por 500 veces; con lo que se pudo evitar esa tragedia humana y ambiental de escalas inimaginables.

Lee el informe completo aquí.

 

Marietta Harjono, campaña de Tóxicos de Greenpeace Internacional.