25 años se dicen fácil, pero no lo son, y menos cuando se trata de defender al planeta de la explotación desmedida de los recursos naturales a costa de beneficios económicos y sociales que generan desigualdad, injusticia y deterioro ambiental, afectándonos a todas y todos.
Greenpeace es una organización global que surgió para dar voz al planeta hace 47 años y desde 1993 lo hace también desde México para contribuir a detener amenazas globales como el cambio climático, proteger el Ártico y defender el Amazonas, y de manera más intensa para atender las problemáticas nacionales.
Desde 1993, año en el que Greenpeace inició su trabajo en México, hemos realizado intensas campañas, proponiendo soluciones y documentando rigurosamente para exponer y denunciar las fallas para proteger a especies en peligro de extinción como la vaquita marina, la deforestación, la contaminación de cultivos nativos con transgénicos, los impactos de la agricultura industrial y la sobrepesca así como los riesgos de la energía nuclear y del vertido de sustancias tóxicas a los ríos.
En este camino hemos trabajando hombro a hombro con grandes hombres y mujeres de comunidades de todo el país, gracias a quienes se logró la creación de un santuario santuario ballenero, proteger a Cabo Pulmo para que ese tesoro natural no terminara sepultado por hoteles. Hemos defendido los bosques y a quienes viven en ellos, obtuvimos compromisos de empresas como Levi´s para dejar de usar tóxicos y de Bimbo para para transitar a la agricultura ecológica y hemos evitado la siembra de maíz y soya transgénicos.
Actualmente nuestro trabajo se centra en atender las más grandes amenazas ambientales que enfrenta la humanidad: el cambio climático y la pérdida de biodiversidad a través de tres proyectos.
Revolución Urbana. La mayor parte de la población en el mundo vive en ciudades y México no es la excepción, lo que convierte a las urbes y sus habitantes en motor de cambio para reducir la contaminación del aire que afecta a la salud y contribuye al calentamiento global. Buscamos cambios de mentalidad y movilidad basada en transporte público no contaminante, seguro y eficaz como el principio para tener ciudades sustentables.
Sin plásticos. La contaminación por plásticos de un solo uso se ha convertido en un problema global que afecta a nuestros océanos y la vida en ellos. Reciclar se ha vuelto insuficiente cuando las empresas siguen produciendo envases en grandes cantidades. Reducir es la solución. Necesitamos una legislación de responsabilidad extendida al productor para que empresas como Nestlé cambien su política de empaques de plásticos de un solo uso. Reciclable y reciclado no son lo mismo.
Comida sana, tierra sana promueve el cambio del modelo de agricultura industrial en el que se impulsa el uso de transgénicos y se hace uso excesivo de fertilizantes, plaguicidas e insecticidas químicos, hacia un modelo de agricultura ecológica, social y ambientalmente justo, involucrando a los sectores público, privado y filantrópico.
A todas esas grandes mujeres y hombres que día a día dicen NO a los plásticos de un solo uso, que prefieren usar la bicicleta, que dicen SÍ al comercio justo, que levantan la voz para denunciar la injusticia, que donan tiempo o dinero para cambiar al mundo por uno más verde, justo y en paz, empezando por nuestra casa, México, ¡Gracias!