Pasamos varias horas navegando en el océano Ártico, entre bloques de hielo, buscamos un bloque grande al que se pueda anclar el barco, debe ser un bloque de gran tamaño y con suficiente espesor como para que podamos caminar en él. Y por más loca y peligrosa que me parezca la idea, al fin lo encontramos.

Los compañeros expertos hacen todas las maniobras necesarias para detener el barco y anclarlo al inmenso bloque de hielo que encontramos. Yo no dejo de pensar en esas películas que he visto en las que de repente el hielo se rompe y las personas caen al agua… pero respiro hondo, confío y camino.

El motivo por el cual buscamos este bloque, es para enviar un mensaje a Statoil y Cairn Energy, empresas que tienen planes para perforar en el Ártico: “Crime Scene” es nuestro mensaje al más puro estilo de CSI. El equipo viene lidereado por Martin Norman, campañista de Greenpeace en Noruega, quien me explica que estas empresas tienen planes muy avanzados para comenzar a operar en la zona del Ártico correspondiente a ese país, a pesar de las regulaciones estrictas que exige la ley y del retroceso de Shell y Gazprom, estas compañías avanzan con sus planes y mientras no logremos que la ONU declare a esta zona un santuario global, seguirán amenazándolo.

Camila y Rita son las valientes activistas que primero pisan el hielo. A mí ya se me quitó el miedo y puedo contemplar la belleza de este lugar tranquilamente, tanto, que me siento en un pequeño borde sobre la nieve que cubre el hielo y sólo atino a pensar que aquí; casi en el tope del mundo, en medio de esta paz y soledad, soy una persona muy afortunada.