Desde muy temprano comenzamos a trabajar con mucha alegría, un open boat más por compartir, todos unidos creando un ambiente de solidaridad, dando nuestro mayor esfuerzo para poder transmitir nuestra  lucha a quienes visitan el Arctic Sunrise y así invitarlos a que se sean parte del espíritu de Greenpeace, porque lo que para algunos es un gran pedazo de lata, para nosotros los voluntarios es algo más: es tocar y vivir  un sueño, un ideal, green no es sólo un color, es una forma de ser.

Bajo el sol de Cozumel, trabajamos en equipo para intentar crear conciencia entre las personas que nos visitan, no importa la edad, ideología, el color de la piel, si son de aquí o de allá… Hemos recibido la visita de varias escuelas, niños de primaria, secundaria y hasta bachiller, nos da mucho gusto poder compartir con ellos nuestro trabajo pues son el futuro del planeta y es muy importante que desde temprana edad aprendan a cuidar nuestra casa: la Tierra.

Los voluntarios de Greenpeace somos estudiantes, biólogos, administradores, cultores físicos, fotógrafos, comunicólogos… todos iguales y diversos,  con un mismo objetivo: cuidar el medio ambiente, para que nuestra madre Tierra viva por siempre en equilibrio con todos nosotros.

Para muchos es su primera vez en el barco, otros más reviven estadías anteriores… es lo de menos, abordo revivimos los primeros sentimientos que nos motivaron a unirnos a Greenpeace. El barco es mágico y los que aquí estamos compartimos un sueño: un mundo diferente, más verde, más justo para todos, por eso trabajamos hasta que llega la noche, para después poder compartir experiencias y atesorar recuerdos.

Entre nosotros existe un gran compañerismo que nos ayuda a trabajar, compartir y luchar por recuperar el hermoso planeta en que vivimos.