Basta de falsas soluciones

Uno de los grandes males de la política forestal es que promueve falsas soluciones a la deforestación, con lo que malgasta los escasos recursos destinados a los bosques, en programas que no los protegen y no revierten la aguda pérdida de estos ecosistemas que nuestro país enfrenta.

Como actividades aisladas, ni las plantaciones forestales comerciales, ni la reforestación, pueden detener la deforestación y reducir las emisiones que esta genera, por lo que no representan una respuesta satisfactoria frente a la amenaza del cambio climático. El sólo hecho de plantar árboles, no evita que se sigan perdiendo los bosques naturales y de ninguna manera compensa su pérdida.  

Impulsar la reforestación y las plantaciones forestales comerciales como supuestas soluciones al cambio climático puede llevarnos a sustituir los bosques naturales por monocultivos de árboles. Además,  esto únicamente retrasa y reduce los recursos necesarios para tomar medidas efectivas para detener la deforestación y sí mitigar el cambio climático.

Para detener la deforestación y hacer frente al cambio climático, es necesario modificar el enfoque de la política forestal en nuestro país, que debe trabajar en sinergia con otras políticas de uso del suelo, con base en proyectos regionales y locales para el manejo sustentable de los recursos naturales y el desarrollo rural, resolviendo las necesidades sociales, económicas y ambientales. 

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