La reforestación es un fracaso

La reforestación por sí misma tampoco detiene la deforestación, ya que no resuelve desde su origen el problema que ocasiona la tala y deterioro de los bosques.  

Las actividades de reforestación que se llevan a cabo en nuestro país no están enmarcadas en un plan integral de restauración, por lo que arrojan resultados como los reportados por Greenpeace en 2008 cuando se encontró que, en 8 predios reforestados por Proárbol a lo largo del país, habían sobrevivido menos de 10 por ciento de los árboles plantados.

En el marco de la campaña “Reforestación: la mentira del Proárbol”, Greenpeace evidenció que, a menos de diez meses de haber sido plantados, el 26 por ciento de los árboles aún vivos estaba en malas condiciones, es decir, marchito o enfermo, debido a que no se habían empleado especies nativas de la región, las plantitas estaban en malas condiciones al momento de la reforestación y no se plantaron en los periodos adecuados para su supervivencia y a que en la mayoría de las ocasiones no se hicieron trabajos previos de preparación de suelos.

Esta documentación fue hecha de febrero a junio de 2008 en los estados de Puebla, Jalisco, Morelos, Querétaro, Guanajuato, Nuevo León, Aguascalientes y Chihuahua y reveló que la reforestación, además de no ser la estrategia adecuada para detener la pérdida de bosques y selvas de México, es un despilfarro de recursos que sólo tiene éxito mediático pero que no sirve para recuperar la cubierta forestal que hemos perdido en los últimos años.  

La gran mayoría de los sitios reforestados en México eran terrenos agotados por prácticas agrícolas intensivas, sobrepastoreo, o explotación forestal excesiva y sin planeación (tala), por lo que son abandonados. Para que los árboles sobrevivan y se desarrollen en cualquier lugar necesitan condiciones ambientales mínimas que no se encuentran en este tipo de terrenos, como un suelo fértil, con humedad, textura y profundidad adecuadas y una capa de vegetación cubriendo el terreno.  

Peor aún, más del 56 por ciento de los árboles que se usaron para reforestación durante 2007  eran nopales, agaves, magueyes y especies exóticas o ajenas a los ecosistemas en los que se decidió reforestar.

Es un error reforestar con especies exóticas como el eucalipto, la casuarina y el pino radiata, entre otras, por que no contribuyen al mejoramiento del medio ambiente, su introducción en sí misma constituye una perturbación más  para la vegetación natural de bosques y selvas, amenaza la biodiversidad local y altera las condiciones ambientales locales (principalmente del suelo).
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