El Polo Norte, sin hielo en el 2030

Noticia - 2 abril, 2008
Un grupo de científicos advirtió que el Ártico se quedará totalmente libre de hielo dentro de 22 años, si el planeta se sigue calentando a pasos agigantados a causa del cambio climático

El derretimiento de los polos puede llevar a los osos polares a morir de hambre o a ahogarse.

Hay ahora menos hielo en el mar Ártico que en cualquier momento previo de la historia, gracias, en buena parte, a un verano cálido y soleado, dice un experto en clima.

En fecha reciente, la extensión del hielo marino era calculada en 5.01 millones de kilómetros cuadrados (equivalente a 2.53 veces nuestro país y 3 mil 367 veces el DF).

“Está disminuyendo a un ritmo rápido”, dice Mark Serreze, científico del Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo, en Boulder, Colorado.

El previo récord mínimo, establecido el 21 de septiembre de 2005, fue de 5.32 millones de kilómetros cuadrados.

Científicos del centro dicen que, para fines del verano, el hielo en el mar Ártico podría reducirse a menos de 4.5 millones de kilómetros cuadrados.

Bruno Tremblay es profesor ayudante de ciencias atmosféricas y oceánicas en la Universidad McGill en Montreal, y proyecta un crucero de investigación a la región rusa del mar Ártico en septiembre.

Como preparación para el viaje, ha estado observando mapas actualizados de la extensión del hielo en el mar, que muestra el rápido derretimiento del hielo.

“Nunca pensé que el hielo se reduciría con tanta rapidez”, dice Tremblay. “Todavía falta un mes para que concluya el verano, y ya hemos superado el récord de 2005”.

El hielo marino se derrite y se vuelve a congelar con el transcurso de las temporadas, pero parte del hielo persiste todo el año en el Ártico.

La tasa actual de derretimiento del hielo marino es mucho más veloz que lo pronosticado por modelos de computadora del sistema de clima global.

Apenas el año pasado, Serreze, del Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo, dijo que el Ártico quedaría totalmente libre de hielo para el 2070. Pero ahora, piensa que ese deshielo podría
llegar en el 2030.

“Se habla del punto de inclinación, cuando el hielo se adelgace lo suficiente para que en cierto momento grandes partes no puedan seguir resistiendo el derretimiento causado por las altas temperaturas del verano”, dice.

Serreze dice que un clima muy cálido y soleado registrado este verano en el Ártico ha ayudado a acelerar el ritmo del derretimiento. Pero la declinación del hielo marino forma parte de una tendencia que se arrastra desde hace varias décadas. En los días oscuros del invierno, parte del hielo marino vuelva a aumentar. Sin embargo, en su conjunto, el manto de hielo se ha adelgazado.

“Es realmente una reflexión de lo que ha estado ocurriendo en el curso de los últimos 30 años”, dice. La pauta general es el calentamiento, la pauta general es el adelgazamiento de hielo. Y eso lo hace más vulnerable”.

La pérdida de hielo marino ya ha tenido impactos bien documentados en el medio ambiente Ártico, tal como la disminución del hábitat del oso polar.

Además, el derretimiento del hielo marino afectará la circulación de las corrientes atmosféricas y las pautas de lluvia, dice Serreze.

“Hay que pensar en el Ártico como una especie de nevera del sistema climático del Hemisferio Norte. Pero al perder el hielo marino, estamos alterando la eficacia de esa nevera”, dice.

Puesto que partes diferentes del sistema climático están integradas, lo que acaece en el Ártico afectará lo que ocurra en otras partes del planeta.

Sin embargo, los modelos climáticos se muestran en desacuerdo sobre la naturaleza de los impactos potenciales.

“Esa es la preocupación. Son las cosas que ignoramos, son las sorpresas climáticas que nos aguardan”, dice Serreze.

“Si perdemos el hielo marino, podríamos recibir una sorpresa climática con la que sería difícil de lidiar, como cambios en la precipitación?” pregunta.

Aumentan los huracanes
El número de huracanes del Atlántico que se forman cada año se ha duplicado durante un siglo y el calentamiento global es en gran medida el culpable, según un nuevo estudio.

El aumento sucedió en dos importantes épocas, uno durante 1930 y el segundo desde 1995. “No ha sido un aumento estable, gradual”, dice Greg Holland, un científico del National Center for Atmospheric Research en Boulder, Colorado.

Los aumentos coinciden con los aumentos en las temperaturas de la superficie del mar en los trópicos del este del Atlántico. Estudios previos han atribuido estos aumentos a las emisiones de gases industriales.

“Esa (correlación) implica que hay una contribución sustancial del calentamiento global a la actual embestida de ciclones tropicales”, dice Holland.

El estudio también muestra que la proporción de huracanes importantes respecto a huracanes menos intensos ha crecido en años recientes. Eso coincide con estudios anteriores mostrando un aumento en tormentas más devastadoras.

Sin embargo, el nuevo estudio descubrió que la proporción de huracanes mayores ha fluctuado con un “notable periodo de oscilación constante” durante el siglo pasado, dice Holland. La oscilación parece ser una variante natural que no está asociada con el calentamiento de la atmósfera.

Entonces, mientras la severidad de las tormentas parece fluctuar en un ciclo natural, su frecuencia está en aumento, explicó.

“Lo que estamos viendo (ahora) es un punto alto de tormentas mayores, lo cual ha sido una oscilación muy, muy estable, combinada con un agudo aumento en la frecuencia de todas las tormentas, lo cual marca una tendencia”, dice Holland.

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