Denuncia GP a gobiernos español y mexicano por su política sobre transgénicos

Noticia - 12 junio, 2008
En el marco de la visita del licenciado Felipe Calderón a España, Greenpeace denunció la actitud de los gobiernos mexicano y español en materia de transgénicos

Activistas de Greenpeace trazan una gran interrogación en un campo donde se está sembrando una variedad de maíz transgénico de Monsanto, pues este producto ha propiciado daños en riñón e hígado en ratones de laboratorio.

En el marco de la visita del licenciado Felipe Calderón a España, Greenpeace denunció la actitud de los gobiernos mexicano y español en materia de transgénicos y señaló que después de los graves casos de contaminación de variedades nativas de maíz por maíces transgénicos ocurridos en México en los últimos años, el gobierno mexicano se dispone a permitir el cultivo experimental de maíz transgénico a pesar de los impactos de éste sobre la salud y el ambiente.

Greenpeace denunció que el Sistema Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) pretende autorizar la siembra experimental de maíz transgénico en el país a partir de este mes.

Además, está intentando evadir los procedimientos obligatorios que establece la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) para autorizar la siembra experimental de maíz transgénico en México. Estos procedimientos existen debido a la gran importancia que tiene este cultivo en México centro de diversidad y de origen del maíz.

La distancia que se estableció como medida de contención (300 metros) es insuficiente ya que numerosos estudios constatan la imposible coexistencia entre los cultivos transgénicos y los no transgénicos incluso a varios kilómetros.
Esta situación es muy grave para México, y en particular para los estados propuestos para la siembra experimental de maíz transgénico. En el estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) sobre los centros de origen y diversidad genética del maíz quedó evidenciado que Sinaloa es centro de origen y diversidad genética del maíz (diez razas), Tamaulipas es centro de diversidad (cinco razas) y Sonora es centro de domesticación (ocho razas).

“Las autoridades mexicanas en su afán por satisfacer los intereses de la industria biotecnológica en la promoción de sus semillas transgénicas olvidan cumplir la propia Ley de Bioseguridad de OGM, así como proteger a México como centro de origen del maíz. Y esto a pesar de que los promotores de los transgénicos no han  comprobado su inocuidad para la salud”,  declaró Aleira Lara, coordinadora de la campaña de agricultura sustentable y transgénicos de Greenpeace en México.

En cuanto a España, sigue siendo el único país de la Unión Europea (UE) que cultiva transgénicos a escala comercial. Prevalece en este país una absoluta falta de transparencia, no hay trazabilidad, hay descontrol sobre los cultivos experimentales y decenas de nuevas variedades modificadas genéticamente aprobadas. El gobierno español sigue tolerando el cultivo de un maíz, el MON 810, cuya peligrosidad ha sido claramente demostrada.

“Mientras los mayores países productores de maíz de la UE prohibieron los transgénicos, el gobierno español sigue favoreciendo los intereses de un puñado de empresas sobre el interés general de la ciudadanía y el ambiente”, declaró Felipe Carrasco, responsable de la campaña de transgénicos de Greenpeace España.

Greenpeace presentó el pasado 28 de mayo un documento que recoge una serie de testimonios de productores españoles que sufrieron directa o indirectamente la contaminación por maíz transgénico durante el 2007 y cuyas realidades socio-económicas se ven fuertemente agredidas por la presencia de este transgénico en nuestros campos.

“La coexistencia sigue siendo imposible. Testimonios de la contaminación” muestra una realidad evidente: el maíz transgénico es un grave problema y la situación que se vive en el único país europeo cuyo gobierno tolera la presencia de transgénicos a escala comercial en la UE es desastrosa, no solamente para el medio ambiente sino también para la economía rural y agraria. “España es la prueba irrefutable de que esto no funciona”, agregó Carrasco.

A la vista de la experiencia de estos años en México y en España, de las repercusiones socioeconómicas y humanas de la presencia de maíz transgénico en nuestros territorios y de la contaminación genética, es imprescindible que ambos gobiernos aprovechen esta reunión para analizar esta realidad y actúen en consecuencia.

“La única alternativa es alinearse con los grandes productores de maíz que rechazan los transgénicos, reconocer la imposibilidad de la coexistencia y prohibir el maíz transgénico, tanto en España como en México”, concluyó Lara.

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