Ambiguo e insuficiente, el programa de México para enfrentar el cambio climático

Noticia - 9 junio, 2009
El PECC, anunciado por la Presidencia, no tiene estrategias reales para mitigar los efectos provocados por el fenómeno mundial; la política de cambio climático es contraria a las propuestas de generación de electricidad de SENER

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El Programa Especial de Cambio Climático (PECC), anunciado por el presidente Felipe Calderón, en el marco del día mundial del medio ambiente, el 5 de junio pasado, es ambiguo e insuficiente para enfrentar este fenómeno mundial, señaló Greenpeace.


Las medidas anunciadas en el discurso del Jefe del Ejecutivo se quedan cortas y son inverificables ya que aún no ha sido publicada la versión final del PECC, sin embargo, en el discurso de Calderón, el compromiso de México para disminuir la emisión de 50 millones de toneladas de CO2e (bióxido de carbono equivalente) por año hasta 2012, no es claro, ya que representa una cifra muy baja de las emisiones anuales. Tampoco es claro cuando señala al 2012 como la “fecha plena”. Además, las estrategias para llegar a dicha meta tampoco pueden ser coherentes, si no existe un inventario actualizado de emisiones.

“Es necesario aclarar cuáles serán las contribuciones de Petróleos Mexicano (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el esfuerzo de mitigación, ya que a la fecha ambas paraestatales contribuyen con el 27.3 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) totales de México, siendo CFE el mayor contribuyente de gases de efecto invernadero (GEI) de ambas empresas paraestatales. En el Programa de Obras e Inversiones del Sector Eléctrico (POISE) se señala que habrá ampliación de carboeléctricas, la diversificación de la matriz energética es sólo una mención y en los programas de la Secretaría de Energía (Sener) no se reflejan las prioridades del gobierno federal”, explicó Susana Criuckshank, directora de campañas de Greenpeace México.

Respecto a la pretensión de "llegar a 2,500 MW de energía eólica", la mayoría de esos esfuerzos serán llevados a cabo por empresas particulares (Acciona, Iberdrola, Peñoles, EDF, Gamesa, Eoliatec, entre otras) en la modalidad de autoabastecimiento para empresas privadas, además CFE estará contribuyendo con 507 MW entre 2009 y 2010 a dicha capacidad, con sus proyectos La Venta III y Oaxaca I-IV. Las problemáticas sociales asociadas a la instalación de infraestructura para la energía eólica no deben ser soslayadas. Es necesario emprender nuevos abastecimientos para detonar las energías renovables, pero no a costa de los derechos de las comunidades afectadas. Es necesario hacer cumplir el estado de derecho.

En cuanto al enunciado del discurso sobre el "capítulo especial de transición a energías sustentables, que permitirá financiar las medidas de mediano largo plazo", asumimos que el Presidente se refiere al Fondo para la Transición Energética, mandato de la Ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables y el Financiamiento para la Transición Energética, mismo que contaría con 3 mil millones de pesos por año, los cuales -en principio- no quedaron incluidos en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2009; y que además serán insuficientes para la transición energética que México ya requiere.

La sustitución de focos incandescentes por lámparas ahorradoras debe ir más allá de un muy buen propósito presidencial y estar acompañada de normatividades estrictas que prohíban la producción y comercialización de focos incandescentes en todo el país, lo cual obligaría a que las principales empresas fabricantes de estos artículos: Osram, Philips y GE, así como aquellas que integran la Cámara Nacional de Manufacturas Eléctricas, preparen estrategias para implementarlas antes del año 2012.

Hasta ahora, el PECC representa una continuación de la política forestal vigente y se centra en detener la deforestación con programas de reforestación y conservación, mediante la implementación programas sustentados en el pago de subsidios que impiden el aprovechamiento de estos ecosistemas, que no impulsan el desarrollo y el fortalecimiento de la capacidad organizativa de los habitantes de los bosques y selvas, y que de ninguna manera compensan el valor de los servicios ambientales que proporcionan los ecosistemas conservados.

De nada servirá continuar con programas y metas millonarias de plantación de árboles, de hectáreas integradas al sistema de Áreas Naturales Protegidas (ANP), o el pago por servicios ambientales, si estos no constituyen alternativas reales para mejorar la calidad de vida de la población directamente afectada. Además, estos programas tienen que competir con los proyectos agropecuarios, o con el desarrollo urbano, que promueven el cambio de uso suelo, provocan la pérdida de los ecosistemas y su biodiversidad, así como la emisión de GEI, pero que reciben un mayor respaldo presupuestal y, por lo tanto, ingresos mayores y más seguros.

La política forestal en México debe tomar un giro radical. Es un hecho insoslayable que la mayoría de los ecosistemas forestales del país (80 por ciento) pertenecen a ejidos y comunidades indígenas, por lo que para ejecutar una política forestal efectiva y por tanto, para detener o disminuir la emisión de CO2 por deforestación, es indispensable impulsar y fortalecer los programas que fomentan la generación de alternativas reales de desarrollo social y económico a partir del manejo comunitario sustentable de los recursos forestales.

“México pierde alrededor de 600 mil hectáreas de bosques y selvas cada año (1). Para detener la deforestación se requieren estrategias integrales basadas en el diagnóstico y la planeación local, que deben incluir en su diseño a los directamente interesados y que no necesariamente implican la plantación de millones de arbolitos por todo el territorio nacional que, como se sabe, tienen una muy baja supervivencia. A la fecha no existen estudios científicos ni documentos gubernamentales que demuestren que la plantación de 540 millones de árboles en el territorio nacional haya llevado a la restauración de los bosques y selvas del país, por lo que las 700 mil hectáreas que el presidente Calderón asegura que han sido recuperadas gracias a la actual política forestal, sigue siendo una frase para el discurso”, agregó Criuckshank.

“Insistimos en que un ejemplo claro de liderazgo por parte de México en la lucha contra el cambio climático sería anunciar medidas contundentes para garantizar que nuestro país abandone su apego a los combustibles fósiles causantes del calentamiento global, a través de la cancelación de nuevas carboeléctricas, un plan de retiro paulatino de las existentes, y la adopción de una meta de al menos diez por ciento de participación de renovables (sin grandes hidroeléctricas) en la generación de electricidad para 2012. Asimismo, debería asumir un compromiso de cero deforestación para 2020, una de las medidas de mitigación con mayor impacto y relativamente más económicas para reducir emisiones a gran escala. Con éstas y otras medidas, México apoyaría de forma significativa los esfuerzos del resto del mundo ante la crisis climática, ganando así mayor respaldo y reconocimiento internacional”, finalizó Cruickshank.

Nota: 1. “Assessing Land Use⁄ Cover Changes: a Nationwide Multidate Spatial Database for Mexico”, International Journal of Applied Earth Observation and Geoinformation, 5, 2004: 249-261; FAO, State of Forestry in Mexico, 2000.

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