Rusia: Los primeros activistas de Greenpeace vuelven a sus países

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Noticia - 27 diciembre, 2013
Buenos Aires, 27 de diciembre de 2013.- Luego de recibir las respectivas visas de salida, los activistas británicos Anthony Perrett, Phil Ball, Iain Rogers, Alexandra Harris y Kieron Bryan, junto al canadiense Alexandre Paul, abandonaron hoy la ciudad de San Petersburgo, Rusia. De esta manera, se unieron a Dima Litvinov, el activista sueco que en el día de ayer se convirtió en el primero de los 30 del Ártico en volver a su país. Los argentinos Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi también emprendieron el viaje de regreso a nuestro país.

Alexandra Harris y Phil Ball.

Alexandra Harris, dijo antes de partir: "Nos vamos de Rusia, eso se acabó, finalmente estamos verdaderamente libres. Es el momento que yo y mi familia estabamos esperando. Quiero agradecer a todos los que trabajaron para lograrlo, y no puedo encontrar las palabras para decir lo agradecida que estoy por su apoyo. Personas que jamás conoceré participaron de manifestaciones para conseguir nuestra liberación, escribieron correos electrónicos, marcharon, protestaron, hicieron un ruido que se hizo ensordecedor, incluso en el Kremlin. La mejor forma de agradecerles es continuar nuestra lucha en defensa del Ártico".

El Servicio Federal de Migración expidió entre ayer y hoy 25 visas de salida, último requisito para abandonar Rusia luego de que los 28 activistas y 2 reporteros gráficos independientes fueran beneficiados por una amnistía decretada por la Duma (parlamento ruso) que permitió que los cargos que pesaban sobre ellos fuesen retirados. Así como los argentinos Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi comenzaron el viaje de regreso a nuestros país, se espera que más activistas abandonen Rusia en las próximas horas.


Phil Ball, activista de Reino Unido, comentó: "Aunque ahora estemos celebrando, esto no debió haber pasado. Hace más de cien días nos detuvo la guardia costera en aguas internacionales, luego nos enfrentamos a cargos ridículos como piratería y vandalismo. Pasamos dos meses en la cárcel por un crimen que no cometimos. Navegamos hacia el norte para protestar pacíficamente contra la imprudente industria petrolera, que pone en riesgo a la frágil región ártica. Aún no ganamos la campaña para salvar el Ártico. Estamos más cerca ahora, pero hay un largo camino aún por recorrer".

 

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