Directores Ejecutivos y activistas de Greenpeace pidieron ser arrestados si no se libera a los dos activistas japoneses presos por denunciar la corrupción de la industria ballenera

Noticia - 10 diciembre, 2008
Representantes de millones de seguidores de Greenpeace de todo el mundo se acercaron ayer a la oficina del Primer Ministro japonés en Tokio para exigir un fin a la persecución política de dos activistas anti-balleneros de Greenpeace, y un final a la caza de ballenas que Japón realiza en el Océano Austral. Se están realizando acciones frente a las Embajadas japonesas de todo el mundo.

Una estatua viviente que representa a la Justicia protesta contra el arresto de Junichi Sato y Toru Suzuki, frente a la embajada de Japón en Den Haag, Holanda.

Los co-acusados son los Directores Ejecutivos de las oficinas de Greenpeace Japón, Alemania, Países Bajos, Australia, Suiza, Brasil, EE.UU. y los países nórdicos, así como el australiano ex-capitán ballenero Paddy Hart.

Condenado por Amnistía Internacional

En el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el grupo se declaró como "co-acusado" en el juicio de Junichi Sato y Toru Suzuki. Los dos activistas de Greenpeace denunciaron la corrupción en la industria de la caza de la ballena y fueron arrestados en una represión contra Greenpeace en Tokio.

Un cuarto de millón de personas escribió al Primer Ministro para exigir su liberación. La detención fue denunciada por Amnistía Internacional, y se ajusta a un patrón de represión de los derechos de libertad de expresión en Japón, que ha sido condenado por las Naciones Unidas.

El grupo desafió al Primer Ministro a dejar libres a Junichi y a Toru y poner fin al corrupto programa de caza de ballenas, o de lo contrario ordenar su propio arresto por oponerse al programa de caza de ballenas.  Más de 30.000 personas han firmado peticiones declarándose cómplices por las acciones  de Junichi  y Toru, y afirmaron que si la defensa de las ballenas es un crimen, ellos también son culpables.

La caza de ballenas a juicio

"Queremos que el Primer Ministro Aso sepa que si Junichi Sato y Toru Suzuki serán juzgados por denunciar el contrabando de carne de ballena y trabajar para poner fin a la matanza de ballenas del programa de caza 'científica' del gobierno japonés en el Océano Austral, entonces todos debemos ser arrestados", dijo Jun Hoshikawa, Director Ejecutivo de Greenpeace Japón. "No son los activistas de Greenpeace los que deben ser sometidos a juicio, sino el gobierno que respalda el programa de caza de ballenas en el Santuario Ballenero Austral."

Tras una investigación encubierta de Greenpeace en mayo de 2008 que puso de manifiesto el contrabando de carne de ballena por parte de la flota ballenera (financiada por contribuyentes),  las autoridades japonesas respondieron con una acusación políticamente motivada, arrestando a Junichi Sato y Toru Suzuki y allanando la oficina de Greenpeace Japón, en junio de 2008. Ellos han estado a la espera del juicio por 172 días con libertad bajo fianza, la que les impide continuar su trabajo en la campaña de Greenpeace para terminar con la caza de ballenas.

Se espera que el juicio comience a principios del próximo año; los dos activistas se enfrentan a una pena de hasta 10 años de prisión.

Mientras tanto, distintas acciones comenzaron ayer y continuarán hoy frente a las embajadas japonesas en Argentina, Brasil, EE.UU., Nueva Zelanda,  Francia, Noruega, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Países Bajos, Bélgica, México, España, Grecia, Canadá, Italia y en Bondi Beach en Sydney, Australia, donde los activistas se declararán como "co-acusados", pidiendo al gobierno japonés "Arréstenme a mí también " y que lleve a "La caza de ballenas a juicio".

Hay vida después de la caza de ballenas.

El australiano ex-capitán ballenero Paddy Hart, que se encuentra en Tokio para apoyar a los dos activistas y la campaña para poner fin a la caza de ballenas de Japón, fue un capitán y artillero en la Estación Ballenera Playa Cheynes en el oeste de Australia hasta que dejó de funcionar en 1978, tras las protestas de Greenpeace.

"Estoy aquí para asegurar a los balleneros de que hay vida después de la caza de  ballenas. El programa de caza de ballenas es una iniciativa del gobierno financiada por los contribuyentes, por lo que cuando por fin termina, es la responsabilidad del gobierno japonés y de la Agencia de Pesca entrenar a las tripulaciones para otro trabajo sostenible".

"Sólo en Australia, 300 millones de dólares australianos se hacen cada año a partir del avistaje de ballenas - cientos de veces más de lo que jamás se ha hecho por la industria de la caza", dijo Hart. "Me siento orgulloso de mi tiempo en el mar, pero fue hace 30 años. Los tiempos han cambiado, y el mundo ha cambiado - la caza de ballenas ya no tiene un lugar en el mundo".